EL LUSTRA
Un personaje de historia
Está clavado en mi memoria,
Un hombre sin destino
Un caminante errante.
Un día dejó su familia
Para no regresar jamás,
Vagabundo sin rumbo
Atravesando caminos,
Entre cerros y llanuras
Fue masticando la rumia
De sus melancólicos días,
Descendiendo de vagones
Algunos en movimientos
Llegó a este pueblo querido
Que le brindó amor y cariño.
En las mañanas tempranas antes que salude el sol,
Se levantaba de los escombros buscando
Donde lavar sus mejillas
Sentándose a junto a la puerta
De una casa, esperaba limosna
Y una mano tendida
Para aliviar la cosquilla
Que en el estómago sentía
Mientras lustraba zapatos
Entre sonrisa y sonrisa,
Recitaba coplas y versos
Que brotaban del corazón
Expresando con su voz
El dolor que sentía
Para continuar la rutera
Hasta en la noche encontrar
Un lugar o el árbol
Que le dio sombre y abrigo, a “Don Herrera”
O el “Lustra”, como los chicos lo llamaban.
El tiempo fue pasando,
Cierto día entre mis manos
Lucía un ramo de flores blancas
Para adornar el Carruaje de Cristo,
Nuestro Patrono,
Allí sentado en la banca en un suspiro profundo
Y la tristeza del tiempo, con lánguida voz
Murmuró: “A Lo Mejor Soy Yo, El Cristo De Amor”.
A la mañana siguiente de espalda y en la tierra blanca
Estaba tendido con la mirada hacia el cielo,
Y los perros a su lado, haciéndole compañía al solitario salteño,
Solo quedó en mis oídos,
El eco de sus palabras
Y el rostro de Jesús,
Reflejado en la cara
Del muerto abandonado
Que allí solito….Yacía.
Poema de Victoria Vilches de Albarracín
Como escritora, fue la primera caucetera en participar en un encuentro interdepartamental en 2008 y desde ese momento su vinculación tanto con el Museo Caucete y MuDap departamental, permitieron que surgiera el primer libro que reunió varios autores del lugar bajo el título “Caucete Poético”. También fue la primera en animarse a editar la que fue su primera obra poética denominada “Pétalos del Tiempo” a la que siguieron “Viento Zonda en el Papel” y “Trinos, Cielo y Luz”. Sus libros fueron vendidos a beneficio de la escuela que la tuvo como alumna, como docente y directora, su querida Leonor Sánchez de Arancibia, y el último logró editarlo luego de superar un accidente que no pudo doblegar su espíritu hacedor; siempre dijo presente en los actos literarios, encuentros, cafés, ferias del libro y reuniones en diversos espacios culturales porque amaba expresarse y sobre todo representar a Caucete al que le cantó con amor desde sus rimas sencillas y vivaces
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