¡Hasta siempre campeón!
Pasado el mediodía de este martes, en la cancha de Sportivo Rivadavia, comenzaron a juntarse un montón de personas para despedir a Nicolás Naranjo, quien perdió la vida trágicamente por las graves heridas ocasionadas luego de una terrible caída sufrida mientras disputaba una carrera en el Velódromo de Mendoza. Adentro, en una pequeña carpa sólo hay lugar para familiares y amigos.
Afuera como adentro de la carpa, no se puede creer el momento que se esta viviendo. Despedir a Nicolás Naranjo duele y mucho. Su mamá María pedía por su hijo, su esposa Gisela por el amor de su vida y padre de su pequeña Constanza. “Tu princesa te espera, mi amor”, repetía una y otra vez la joven, su compañera desde que eran adolescentes.
Tanto los familiares, amigos y colegas de la pista lo despidieron al grito de “dale campeón, dale campeón”.
Con las trompetas de Paulo Sotelo, un músico y ciclista de Marquesado. empezaba el acompañamiento al cortejo fúnebre. El mismo salió desde el club de Rivadavia y, antes de llegar al cementerio, recorrió lo profundo de La Bebida: allí esperaba la pequeña hija de Nico, de apenas dos meses de vida.
En el cementerio, otra multitud se congregaba para despedir al ciclista sanjuanino. Había banderas de la Agrupación Virgen de Fátima, las mismas que flameaban cuando pasaba por la ruta junto al pelotón.
Desde el club Sportivo Rivadavia hasta el cementerio de Rawson una multitud lloró a Nicolás Naranjo, el joven ciclista de La Bebida que este domingo falleció como consecuencia de una violenta caída que sufrió en el autódromo de Mendoza. Lo despidieron como un campeón, porque así lo era.
La historia ciclística sanjuanina seguramente lo ubicará en su lugar, que no será uno menor; se fue alguien que dejó una huella en la pista, en la ruta, pero, la más importante, en el corazón de su pueblo.
Fuente: https://ahorasanjuan.com/