26 de noviembre de 1799: Inauguración de los cursos de la Academia de Náutica, que había promovido Belgrano desde el Real Consulado.
26 de noviembre de 1813: Oficio del Gobierno a Belgrano. Hace referencia que el General Graduado Manuel Dorrego, ha sido enviado a la Villa de Potosí, con la gente que haya reunido, para ponerse a sus órdenes.
“Con esta fecha, se previene al General Graduado Don Manuel Dorrego, se ponga en marcha a la Villa de Potosí a disposición de Vuestra Excelencia, con todos los dispersos y gente que haya reunido, igualmente que con la que se haya enviado por el Gobernador Intendente de Salta y Teniente Gobernador del Tucumán. Lo tendrá Vuestra Excelencia entendido para su gobierno.
Dios & Noviembre 26/813.
Al Capitán General del Ejército Auxiliar del Perú.”
26 de noviembre de 1817: Belgrano escribe a Güemes.
“Amigo y compañero mío: Los tales movimientos del enemigo, la seca y el un mil millones de cosas han trastornado, por ahora, mis planes; pero si bajase esa canalla, no hay remedio, voy a batirlos; pues estoy cansado de vivir en apuros e incomodidades perpetuas, rodeado de necesidades y disgustos por todas partes.
Pero lo que me asombra después de tantas historias de las necesidades de los enemigos, de las escaseces de cabalgaduras, de la falta de víveres, es sus marchas y contramarchas, sus buenos caballos, etc., cuando a nosotros todo, todo nos escasea o no lo hay. Para mi modo de ver, la causa de aquello la encuentro en que allí hay orden y todos obedecen y entre nosotros no y obedece el que quiere, tirando cada uno por su lado; difícilmente podremos adelantar así. ¿Querrá U. creer que todavía no he recibido un auxilio de Córdoba?
Pues más, le digo a U. que ni esperanzas tengo: los desertores se van y no aparecen; abrigadores a millón por todas partes; en fin, compañero, estoy poco menos que desesperado en mi situación y quiera verme ya a las manos con el enemigo para salir de ella.
Madrid no me ha escrito una palabra de Uriondo; otros de por allá adentro, sí y algunos de los que han venido; pero Yo no hago caso de historias; contemplo a aquél en los mayores apuros y su constancia, como U. dice, es de apreciar.
También de los que han venido me dicen que las cinco cargas de municiones que envié a U. estaban tiradas en Algarrobos; que en toda la Quebrada hay muchas mulas y muy gordas. ¿Por qué no hace U. ver si eso es cierto? A mí me parece probable así por las nuestras, como por las quitadas a los enemigos; ello es verdad que aquí se han ofrecido a venta a los aficionados a mulas buenas; Dn. Pedro José puede ser buen inspector de la materia.
De todo hay escasez compañero mío y si no nos ayudan cada vez la tendremos más; apure U. porque amancen mulas, Yo estoy en la misma faena, aunque, como antes he dicho, el tiempo no ayuda.
Dios lo remedie todo.
El paisano Moya sólo entregó uno de los desertores, el otro dijo que se le había huido del Algarrobal; de los once que vinieron sólo llegaron diez y entre ellos cinco inútiles para el servicio; ahora tengo en mejor orden la recepción de desertores y reclutas y se avisará oportunamente como corresponde.
No sé si dije a U. que tenía por historia lo de Rusia con España; los Ingleses le llaman cuentos de viejas.
No hay novedad, deseo que U. no la tenga y quiera siempre a su
MANUEL BELGRANO
Tucumán, 26 de Noviembre de 1817.
Sr. Dn. Martín Güemes.
Salta.”