El Vale Todo Gioja gobernó durante 12 años una provincia donde sus ciudadanos fueron sumidos en el temor a perder el trabajo, el contrato o la chance de conseguir alguna de las dos cosas.
La gente vivió atormentada y tuvo miedo a expresarse libremente. Y, como si todo fuera poco, hizo creer a los habitantes de San Juan que nadie más que él podía conducir el triste destino de una comarca que hoy está atestada de timoratos envenenados por una dosis de hipocresía que compite de igual a igual con otra dosis similar de cianuro. Gioja envenenó a todos y se fugó a Buenos Aires para refugiarse en una diputación nacional.
Hizo creer a los sanjuaninos y sanjuaninas que la única manera de obtener una casa propia era arrastrándose en torno a su figura absolutista y feudal, la cual impuso a fuerza de intolerancia, utilizando el temor como herramienta de dominación al prójimo. Viven todos envenenados.
Hizo creer a los comprovincianos que la única manera de conseguir un contrato o un puesto planta permanente en el Estado era convirtiéndose en lisonjeros de un gobernador limitado, estentóreo y efusivo, que despilfarró el dinero del erario público poniendo en práctica un peronismo más viejo que Perón. Viven todos envenenados.
Hizo creer a los periodistas que si se disciplinaban, recibirían a cambio una pauta jugosa aunque luego les tiró apenas las sobras y los empujó a la desinformación forzada y al ocultamiento de lo que en realidad estaba pasando. Fue denigrante para los colegas. Esto último es algo que el periodismo vernáculo no quiere reconocer. Los periodistas jamás deberían acceder a vender la opinión y renunciar al oficio de informar para convertirse en una caterva de repetidores del discurso oficial. Eso es lo que hizo gran parte del periodismo de San Juan durante los tres periodos del Gobierno de El Vale Todo Gioja. Viven todos envenenados.
Hizo creer a sus compañeros del Partido Justicialista que él, don José Luis Gioja, era imprescindible. Muchos de los militantes jóvenes que tenían aspiraciones llegaron a aborrecer el deseo despreciable del gobernador de permanecer en el cargo a cualquier precio. Los muchachos debieron sepultar sus sueños políticos para someterse a los caprichos de un tercer periodo de Gioja que, hay que decirlo claro, fue inconstitucional. Así fue como les quitó la chance de las internas abiertas establecidas por la ley de partidos políticos en las PASO. Gioja fue un caudillo de medio pelo, eligió los candidatos a dedo y logró que el PJ perdiera el hábito de una práctica política plural y democrática. Viven todos envenenados.
Hizo creer a los coterráneos que la minería a cielo abierto era la única salida económica y laboral para San Juan y se olvidó que se puede diversificar la matriz económica promoviendo la producción agroindustrial, los cultivos con valor agregado, la producción calera, los vinos de alta calidad para exportar, la fabricación de integrados para computadoras y de autopartes, la elaboración de dulces, frutos secos y frutas envasadas, y una serie de rubros que ignoró. En cambio, debilitó a todas las demás actividades económicas para favorecer a Barrick Gold con su emprendimiento contaminante llamado Veladero. Finalmente ocurrieron cinco derrames en la mina y envenenó los ríos de Jáchal e Iglesia. Los habitantes de aquella zona hoy viven un drama fenomenal y traumático del que nadie se hace cargo. Viven todos envenenados.
Hizo creer al periodismo domesticado que podía censurar a quienes fuimos críticos, nos usó como muestra ejemplificadora apartándonos de los medios e intentando dejarnos en situación de marginalidad. Pero le salió mal, desde los márgenes construimos una opinión ajustada a los hechos. Periodistas como Ernesto Lloveras, Pablo Zama, Juan Carlos Malís, Chango Illanes y quien escribe, entre otros, contribuimos a generar masa crítica en una sociedad adormilada y esclerosada. Pobre Gioja, quiso cortar todas las flores pero nunca pudo detener las primaveras. Él también vive ahora envenenado.
No cabe duda de que algo ha sucedido en esta comarca arrasada por la decadencia, el olvido y la desidia: Gioja enfermó a los sanjuaninos y ahora viven todos envenenados.
Así nos va.