Desde hace una década se ganó el lugar en la mesa chica del oficialismo, junto con el Partido Justicialista, y ahora atraviesa un proceso de reconstrucción. En las últimas elecciones generales, de 2019, que reeligieron al peronista Sergio Uñac, la fuerza cantonista ganó en tres departamentos: Angaco, Iglesia y Zonda. En el primero hubo conquista. En el segundo y tercero, retención del poder, pues los antecedieron correligionarios.
Faltan nueves meses para el 2023. Los comicios están en la gestación previa al parto y los armados municipales son afiebrados. Lo dicho en reiteradas ocasiones: este año es la carrera por las candidaturas. Los aspirantes tienen que mostrar capacidad para luego ser seleccionados como opción en la vidriera electoral. Y el bloquismo tiene un proyecto ambicioso, a tono con su historia, hacerse de más departamentos.
Pero primero están las cuestiones internas y los tres jefes comunales: Carlos Maza Pezé, Jorge Espejo y Miguel Atampiz, respectivamente, tienen conflictos de dos tipos, intestinos y mediáticos. El presidente del bloquismo, el subsecretario de Unidad de Gobernación, Luis Rueda, está con la camisa arremangada para zanjar problemas. Busca el “consenso”. Garantiza que “las aguas están tranquilas” y tiene razón, hay un alto el fuego, las vacaciones ayudaron, pero no durará. La respuesta: “El apoyo a las gestiones va a estar y la unidad es el camino”, dijo Rueda. Unidad hasta que duela, sería una traducción a la peronista.
En Angaco la gestión empezó complicada. A poco de asumir, el intendente autorizó un aumento del 50% del sueldo a la planta política. Un traspié que se subsanó rápido. A nivel gestión no tuvo casi inconvenientes. Demoraron bastante algunas obras, pero argumentaron que se debía a la pandemia de coronavirus. Varias ya están concretadas. El mismo gobernador Sergio Uñac visitó el departamento por el 206° aniversario e inauguraron la remodelación del edificio municipal, iluminaciones, puesta en condiciones de la plaza principal.
Pero a nivel político, el ex intendente, el peronista José Castro, no deja de respirarle en la nuca. Ni bien su hermano, Alejandro, perdió en junio del 2019 – él no podía competir porque cumplió los dos mandatos consecutivos permitido- dijo públicamente que haría todo lo que estuviera en sus manos para retornar al Palacio Municipal. Y lo está haciendo.
Maza Pezé no ganó por el Frente de Todos. Ganó por San Juan Primero, de Martín Turcumán. Una vez que asumió cambió de vereda. Volvió al bloquismo y a las huestes uñaquistas. Lo hizo con tres de los cinco concejales a su favor: Alejandro Paredes, Claudio Palacios y Cecilia Naveda. Sin embargo, no duró mucho. Hubo desavenencias y Palacios pasó a formar parte del armado de Castro. El grupo mayoritario actualmente es castrista, están Palacios, Natalia Marín y Valeria Olivera. El Concejo se puso picante, con presentaciones judiciales de por medio, porque los ediles opositores no obstaculizaron los proyectos de Maza Pezé.
No sólo eso. Sino que también buscaron nombrar al presidente del cuerpo deliberativo. A finales del 2021, la tríada que responde a Castro nombró a Palacios titular del Concejo. Paredes pidió la intervención de la Justicia. Tenía un punto a favor, el presidente debe ser sí o sí oficialista. Así lo dice la Carta Orgánica municipal. Y Palacios ya no lo era. La jueza del Contencioso Administrativo, Adriana Tettamanti, rechazó el primer pedido porque era algo que debía resolverse políticamente. En la última sesión del año pasado hubo gritos, insultos, amenazas de golpes. Fue un escándalo. Por ahora no hay noticias. En abril volverán a verse las caras.
En lo relativo a lo electoral, la grieta no funcionó. Desde Casa de Gobierno reconocieron que hubo un trabajo bien hecho. Las elecciones legislativas nacionales de noviembre se ganaron. La fórmula Allende-Aubone se impuso por el 46,08% frente al 39,08% de Juntos por el Cambio. Y queda resolver las candidaturas para el 2023. Maza Pezé irá por la reelección. Castro quiere recuperar el municipio. Los dos son número puesto.
En Iglesia no pasó lo mismo en cuanto a resultados. Es un departamento importante para el Frente de Todos porque allí están los dos principales proyectos mineros de San Juan: Veladero y el prometedor Josemaría. Ganó Juntos por el Cambio por el 47,10% de los votos. El oficialismo quiere repuntar. Hubo en la previa a esos comicios una fuerte interna entre el intendente Jorge Espejo y el diputado provincial Mauro Marinero, que hace dupla con su hermano, Marcelo. Luis Rueda intervino, con mucha rosca pudo desactivar varios puntos en conflicto. También actuó la diputada nacional Graciela Caselles, cercana a los hermanos. Hubo una unidad precaria, pero existió.
No es una interna que vaya a cesar. Tiene altibajos, como este alto el fuego que se transita por ahora. Hay una realidad: un Marinero va a ser candidato a intendente en 2023. Ambos expresaron sus ganas. Son los que más hablan del año que viene. Tienden a mantener el tema sobre la mesa. Jorge Espejo también va a ser candidato. Va a buscar su reelección. Y también asoma un concejal bloquista con presencia entre los vecinos, Gustavo Deguer. Más atrás aparece el presidente de la Junta Departamental peronista, Mario Salinas, que tiene ganas, pero sabe que sus eventuales rivales tienen más peso.
En el medio de esta discusión está la denuncia por abuso sexual de una ex empleada municipal a Espejo. Un tema que deberá resolver el juez subrogante de la Segunda Circunscripción, Martín Peñafort. Comunicacionalmente, no es un aspecto menor. Aunque el actual intendente sea absuelto, la marca de una denuncia por abuso está. Sobre todo en una época que tiene como actor relevante al movimiento feminista. Políticamente, puede sortearse. De hecho, Espejo se puso a derecho ni bien se conoció la denuncia. Asistió a cada audiencia cuando lo convocaron y confía en su inocencia. Es más, dijo que se trata de una movida política. “Estoy tranquilo, obviamente tiene que ver con lo político, es atentar contra mi integridad moral, mi integridad como persona, tratar de dañarme, pero no lo van a conseguir, tengo un propósito y un programa de gobierno y lo voy a cumplir”, dijo Espejo.
Queda Zonda. Lo último que se conoce es el escándalo que llegó a medios nacionales. Cuando el intendente Miguel Atampiz dio licencia por coronavirus sólo a las mujeres que trabajan en la Municipalidad. Salió en el canal Todo Noticia y fue calificado como “discrimación de género”. Después de eso, el hombre eligió el silencio. No quiso que la bola de nieve que bajaba por la montaña tomara más magnitud. La medida ni siquiera era legal, no había una ordenanza que la respaldara, tampoco el Concejo había revalidado el decreto.
No obstante, Atampiz es un hombre fuerte. Tuvo un conflicto breve con el primer candidato a concejal de su lista en 2019, Martín Gutiérrez. El edil electo se pasó a la oposición por un año. Incluso impulsó un estricto control de la gestión, junto con los concejales de Consenso Ischigualasto Carlos Cortéz y Silvana Fernández. Luego hubo un reencuentro. Gutiérrez volvió a las filas bloquistas.
En cuanto a lo electoral, no es cuestionado. Los zondinos mostraron su apoyo en las urnas. En 2021, la fórmula uñaquista de Allende-Aubone ganó con el 62,35% de los sufragios, frente al 25,29% del macrismo. Como no puede reelegir, está posicionando a su hermano, Gustavo, que actualmente está a cargo del área de Movilidades del municipio. No es una opción que caiga bien en el Comité central. Pero reconocieron la valía de Atampiz y que por sus números en elecciones tiene el derecho de estar en la discusión sobre su sucesor y proponer nombres. Está el tema de Edgardo Sancassani. El ahora diputado provincial busca armar algo para jugar en el departamento, aunque todavía no pone primera.