En una vivienda ubicada en Pocito Norte habita la pequeña Serenity, de 7 años, la menor de 4 hermanos. Carina Herrera es la madre y junto a su marido llevan adelante una lucha diaria por darle una mejor calidad de vida. Es que ella tiene un cáncer que fue descubierto hace un año y luego de una cirugía transita quimioterapias y radioterapias, mientras encuentra en la creación de sus pulseras un escaparate a la enfermedad que vive.
En diálogo con Tiempo de San Juan, Carina explicó que los problemas de salud en Serenity estuvieron desde siempre, pero que no fue hasta el año pasado cuando una médica le pidió una tomografía y resonancia que finalmente descubrieron lo que pasaba con ella. “La diagnosticaron con un tumor maligno entre el cerebro y el cerebelo, cáncer grado 4; y el que a ella le tocó es muy extraño, y si no se trata va creciendo, y rapidísimo”, explica.
“Desde que Serenity nació siempre tenía bajas las plaquetas, cuando era bebé los médicos creían que tenía principio de leucemia. Nació y al poco tiempo pasó 6 meses internada, después anduvo bien. Había días que se decaía y otros que estaba bien”, explica sobre los primeros problemas de salud que tenía la pequeña.
Pero el día del amigo del 2021 todo cambió. “Ella cayó del columpio con tanta mala suerte que pega entre el cerebro y el cerebelo. Empezó a vomitar, pero los médicos me decían que no tenía nada. Le hicieron una placa y nada; si le hubiesen hecho una tomografía todo hubiese sido distinto. La tuvimos a dieta seis meses creyendo que era celíaca; pero no se recuperaba. Tenía vómitos, dolor de cabeza, la luz le molestaba hasta que la volví a llevar al Hospital Rawson”, dice Carina.
La madre de Serenity continuó su relato explicando que “la vio la doctora Vanesa Sojo y le dije que mi hija no aguantaba los dolores de cabeza, le hicieron la tomografía y ahí me dijeron que la iban a internar, que tenía un tumor muy grande y que estaba muy prendido en el tronco, que por eso ya casi no caminaba ni podía hablar; si no la llevaba ese día a mi hija le daba muerte cerebral; y allí la pesadilla fue peor”.
Para el 17 de septiembre, a Serenity le hicieron una cirugía y le extirparon el 80% del tumor. La única secuela le quedó fue que le cuesta un poco caminar, explica su madre. Desde aquel entonces, como parte del proceso, la pequeña debe someterse a seis bloques de quimioterapia y hasta radioterapia. “Los 14 de cada mes ella va a internación, esta una semana, luego hacemos la quimio ambulatoria y descansamos 21 días”, indica.
La familia cuenta con la Obra Social Provincia, por lo que no abonan por esos tratamientos; pero sí requieren de mucho dinero para el cuidado de Serenity. El ingreso económico proviene del padre de familia ya que Carina se queda en el hogar cuidando a los hijos. “Yo necesito unas ampollas que le inyectamos cuando tiene la quimio, para levantarle las defensas. Esas ampollas salen 15 mil pesos cada una”, relata esta madre de familia.
En medio de hospital, médicos, quimios, cirugía, hay una niña de 7 años que lucha por vivir. Según cuenta su madre, no hizo jardín de 5 ni primer grado y actualmente cuenta con una maestra domiciliaria. “Hay días que está hermosa, y otros decaída, que solo quiere dormir, no quiere comer”, dice Carina. Pero hay algo que la alegra, lo usa como cable a tierra y hasta le sirve para ayudar económicamente a su familia para que puedan brindarle una mejor calidad de vida: sus pulseritas.
Todo comenzó una vez que Serenity estaba internada porque una tía le llevó las pulseritas. Comenzó a hacer ella misma estos accesorios para despejarse y avanzó al punto de que los mismos profesionales médicos y la familia comenzar a publicar las fotos de lo que hacía en redes sociales. Ahora la pequeña vende sus pulseritas en “dos morados”, como dice, ($200) y portabarbijos en “cinco morados” ($500).
Su madre explica que con el dinero que sacan de esas ventas les sirve muchísimo para los remedios, para cuando deben internar tantos días a su hija, “para algún juguetito o algo que ella quiera y le guste”, dice Carina. Pide la colaboración de quienes puedan ayudarla, “hasta con una oración basta y sobra, solo quiero que Serenity esté bien, que si nos ayudan sea con algo que a ella la haga feliz”, comenta.
Serenity lucha cada día, y según dijo su madre “ella tiene una válvula en la cabeza que le sirve para seguir viviendo, que la controla que su cabecita no se llene de líquido, pero todo depende del tumor”.
Para ayudar a esta familia sanjuanina, podés comunicarte al 264-6216520 (Carina Herrera).