El discurso de Cristina Kirchner en el Chaco sigue dando tela para cortar. Plagado de infidencias, dejó perlas de la interna oficialista que se desconocían, entre ellas la negativa de Alberto Fernández y Matías Kulfas a atender el plan que les acercaba “un joven economista”, en palabras de la Vicepresidenta, para trabajar en comercio interior y atacar la inflación.
El “joven economista” es Hernán Letcher, quien reconoció que el mismo Kulfas, tiempo después, le dijo que su plan era “demasiado duro y no era lo que se quería hacer”.
Kulfas también fue requerido por medios tras los dichos de la Vicepresidenta, y habló del tema: “Me dijo que tenía un plan, pero ya teníamos definido que la secretaria de Comercio iba a ser Paula Español; le propuse sumarse al equipo de Paula, pero él no aceptó”.
Pasado el fin de semana, Letcher fue consultado por decenas de radios, a las que declaró invariablemente, sobre la “infidencia” de CFK, que “creo que se refería a mí”, y en las que desgranó los puntos más salientes de su idea, en términos técnicos y estratégicos.
“Algunos creemos que es necesario ser más estricto con el sector económico, otros plantean que la dinámica de la economía debe estar atada a cuestiones de incentivos, yo creo que en Argentina eso no funciona”, dijo Letcher, y puso como ejemplo “los créditos al 25% que reciben los grandes empresarios que después remarcan al 60%”.
Letcher sostuvo que su plan se basaba en un escenario que, en 2019, permitía dar una pelea por la “puja distributiva”. Basaba su iniciativa en la observación de una secretaría de Comercio Interior que había sido desmantelada por (Mauricio) Macri. Habían quedado 15 de 500 inspectores, que siguen hasta la actualidad. Proponíamos recomponer esa área en particular”.
Además de esa reestructuración, proponía “la coordinación con Comercio Exterior” y realizar una fuerte tarea en el área de comunicación del sector, una de las políticas públicas más criticadas a este gobierno.
Dentro del proyecto de Letcher jugaba un rol clave la “Ley de góndolas”, y la revitalización de un Observatorio de Costos que, con poca incidencia desde su creación en 2014, debería profundizar el análisis de los factores que inciden en la producción y comercialización de los productos, determinando el precio final.
Además, proponía, con ancla inflacionaria, medidas que el gobierno nacional trata de ni siquiera mencionar, como el aumento de retenciones a la exportación de carnes y cupos a la exportación. A esto buscaba sumar “mercados federales”, donde el productor tenga una relación directa con el consumidor, evitando el pasamanos de intermediarios, cargando la romana con porcentajes que terminan llevando la mercadería a precios inalcanzables para la mayoría.