Nació en Buenos Aires en 1766. Según el sistema de castas de esa época era una “parda”.
Integró el grupo “Las niñas de Ayohuma”, mujeres afro-argentinas que asistieron a los heridos y lucharon heroicamente en el Ejército del Norte.
En 1810 partió junto a su marido e hijos a la primera expedición militar en el Alto Perú, bajo el mando del general Manuel Belgrano. Participó en las victorias de Tucumán y Salta (1812 y 1813) y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma (1813).
En la batalla de Ayohuma fue herida y tomada prisionera por los realistas. Desde el campo de prisioneros ayudó a huir a varios oficiales patriotas, por lo que luego fue sometida a azotes públicos durante 9 días.
Al escaparse, pudo volver a la batalla, jugándose la vida cada vez que se enfrentaba al enemigo. Por su bravura y valentía, Manuel Belgrano la reconoció como capitana.
Tras una vida de batallas regresa a Buenos Aires, donde termina mendigando, hasta que la encuentra el general José Viamonte, que había formado parte del ejército de Belgrano. Como ocupaba un cargo político, le concedió una pensión por la labor realizada para el país en 1828.
Dos años después el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, mejoró su situación económica, dándole el grado de sargento mayor de caballería. La Madre de la Patria falleció en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1847.
Imagen: “Las Semillas de Ayohuma”, de Martín Gonzalo Olivares Pérez Y Elías Di Stéfano, ganadores del Concurso Nacional de Música e Historietas, realizado por el Ministerio de Cultura de la Nación.