El radical Facundo Manes y el peronista Juan Schiaretti se reunieron en Córdoba, y comenzó a sacudirse no sólo la oposición nacional, sino todo el tablero político.
Facundo Manes no ocultó nunca su deseo de ser presidente de la Nación. Ha dejado entrever que, para él, hasta la gobernación de la provincia de Buenos Aires sería un puesto menor.
La alta estima en la que se tiene el neurólogo lo llevó a trabajar desde antes incluso de su elección como legislador en ese sentido para obtener la primera magistratura, que parece considerar casi como algo que le corresponde naturalmente por su publicitada excelencia científica.
Por otro lado, Juan Schiaretti, el peronista gobernador cordobés, aliado in pectore de Mauricio Macri (fue 25 años gerente de SOCMA, la empresa de la familia del ex presidente) intentó sondear su chance presidencial, pero, como se dice en el argot de la política profesional, no le dio la nafta.
A la reunión de estos dos dirigentes ya reaccionó el verborrágico Luis Juez, que aseguró tener “las bolas hinchadas” por este tipo de jugadas que “te distraen todo el tiempo”.
Lo cierto es que se pueden advertir varios puntos en común entre ambos: pertenecen a la zona centro, o zona núcleo, por lo que podrían tener un apoyo de sectores importantes como “el campo”, que le debe a Schiaretti más de una lanza quebrada.
Ambos han trabajado, al menos desde lo discursivo, en la creación de un espacio que supere “la grieta”, algo que no se ha escuchado en boca de dirigentes de Juntos por el Cambio como el mismo Juez, o Patricia Bullrich, que se negaron a hipotéticas conversaciones con el oficialismo, al que le exigen que termine el mandato como pueda para luego dar paso a la alternancia democrática.
La llegada de Manes a un espacio nuevo no le desagradaría a Schiaretti, ya que le aportaría un caudal importante de votos y de territorialidad allende las fronteras cordobesas. En su provincia Schiaretti es Jefe, pero más allá, tiene un nivel de desconocimiento abrumador.
Para Manes sería la chance de no pagar el “derecho de piso” que le quieren hacer abonar desde el macrismo.
A ese apoyo antes mencionado del campo, altamente probable, se le suma uno explícito: el de las históricas 62 Organizaciones Peronistas, que en su versión cordobesa ya se manifestó a favor de la fórmula Schiaretti-Manes. Aquí habría un problema de cartel que Manes, que mastica el vidrio pero no lo traga, podría sobrevolar sin problemas en pos de una fórmula ganadora en el 2023.
Desde la organización que lideran Ricardo Moreno y Sergio Fittipaldi (Soelsac) señalaron en un documento “que la grieta, la interna del Frente de Todos y la inflación están destruyendo el poder adquisitivo de todos los trabajadores”.
Apuntaron que Schiaretti es “el único dirigente que plantea que el eje para ordenar la economía y la sociedad, es la generación de trabajo a través del trabajo conjunto entre el sector privado y público”.
Por eso, aspiran a que el cordobés sea candidato a presidente y que el radical “sea el candidato a vicepresidente porque también está fuera de la grieta”.