Que no tenía lesiones compatibles con ataques sexuales y sí otras, en otras partes del cuerpo, que pueden estar vinculadas a situaciones de autoagresión. El testimonio de una médica de la Policía que revisó a una jovencita (hoy de 15 años) se instaló ayer como una prueba compleja de evaluar para las partes (Fiscalía y Defensa), sobre todo, porque más allá de esa conclusión admitió que pudieron existir penetraciones. La cuestión no es menor porque esa evidencia aparece como una de las claves para resolver un caso difícil del que depende la suerte de un empleado metalúrgico de 42 años (actualmente con prisión preventiva domiciliaria), a quien se le atribuyen delitos gravísimos: haber violado y corrompido sexualmente a esa niña, que es su sobrina y que aseguró haber sido violada desde que tenía 8 años y hasta los 15.
El fiscal Eduardo Gallastegui (UFI Anivi) sostuvo durante la investigación que el sospechoso atacó sexualmente a su sobrina y que pretende para él 17 años de pena.
La posición de Fiscalía es que existieron distintas prácticas de abuso sexual compatibles con violaciones (como las de sexo oral). Y que esa sospecha está reforzada además en la declaración de los psicólogos que entrevistaron a la menor y concluyeron que presenta indicadores compatibles con abuso sexual.
El caso comenzó a investigarse el 1 de febrero pasado. Y hasta ahora, la acusación contra el metalúrgico ha sido cuestionada por la defensora Vanesa De Dax. La letrada sostiene que la menor atravesó por otras situaciones conflictivas en su vida, entre los 8 y los 12 años, tanto en su familia como en la escuela. Y que esas experiencias traumáticas pudieron haberla llevado a denunciar, sin sustento, a su tío.
La mujer del acusado también dijo que querían como una hija a esa niña y a sus hermanos. Y hasta mencionó a una testigo del caso, que en una ocasión la jovencita denunció a un vecino por abuso sexual, como parte de su rebeldía, pero sin aportar ningún documento u otra prueba para respaldar esos dichos.
Con los testimonios recepcionados ayer, el juicio se encamina hacia su recta final. Y serán los jueces Diego Manuel Sanz, Eugenio Barbera (ha) y Matías Parrón quienes decidirán la suerte procesal del acusado, luego de escuchar los alegatos de las partes.