Se acerca diciembre y el Gobierno acelera los tiempos de una ayuda a la clase trabajadora que se hace imperioso por los efectos inflacionarios. La implementación (qué duda cabe) está en manos del ministro de Economía, Sergio Massa, quien enfrenta más problemas que el plomero del Titanic. Como en el Palacio de Hacienda todavía no hay idea de cuánto ni cómo se puede aplicar esa asistencia, la ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, trató de ganar tiempo asegurando que “estamos trabajando sobre el bono de fin de año para el sector activo encuadrado en paritarias“.
En tanto, desde la propia conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) persisten las distintas visiones sobre el plus salarial mientras crece el malestar contra el Gobierno porque no se giran los fondos a las obras sociales, muchas de las cuales se encuentran en situación “crítica” y algunas al borde de la quiebra.
Los cruces en la central obrera no solo se dan por la situación salarial, sino también de cara a la elección presidencial donde comenzaron a girar nombres y alianzas.
Olmos descartó la posibilidad de una suma fija ya que “el proceso de paritarias que se está llevando adelante está siendo muy vigoroso y logrando una alta recuperación” y remarcó que “tenemos pendiente la enorme demolición de la capacidad adquisitiva del salario que se produjo durante la gestión de Mauricio Macri”.
Las declaraciones de la funcionaria van en línea con el discurso de dos de los secretarios Generales de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña, quienes privilegian las paritarias mientras el otro titular de la central, Pablo Moyano, reitera que “se debe dar una suma fija a todos los trabajadores”.
Una asistencia para tener un fin de año con paz social
Massa entiende que en los próximos días debe dar una respuesta a estas demandas para tener un fin de año tranquilo. La indefinición pasa por cómo aplicarlo, cuánto puede insumir en el presupuesto y a quiénes beneficiará. En el ministerio de Economía analizan que el bono alcance a los sectores registrados que no lograron ganarle a la inflación a través de las paritarias ni recibieron un plus salarial mientras que los no registrados podrían percibir un nuevo IFE.
En cuanto al personal de la administración pública nacional, cobrarían un adicional de unos 30.000 pesos en la primera quincena de enero, con excepción de los funcionarios y la planta política, cifra que se está pagando en distintas provincias.
El titular del Palacio de Hacienda mantiene contacto directo tanto con Olmos como con la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, porque sabe que diciembre es un mes sensible y permeable a que se profundicen los conflictos.
En el plano laboral, se están desarrollando importantes paritarias como las de metalúrgicos y personal de Casas Particulares mientras que las organizaciones sociales también exigen una asistencia urgente más allá del aumento que recibirán por la suba del Salario Mínimo, Vital y Móvil que impacta en las asignaciones. Mientras lucha con los distintos tipos de dólares, trata de calmar los mercados y controlar la inflación, Massa deberá dar una resolución definitiva al bono, suma fija, IFE o como quiera que lo bauticen.
Daer y Fernández: malestar por las obras sociales
La semana pasada, el Presidente Alberto Fernández se reunió Daer, para analizar la situación económica en general y laboral. El dirigente cegetista reveló que la charla giró sobre “encontrar un camino para resolver la inflación”. La visita individual volvió a causar cierto malestar puertas adentro de la central obrera, aunque fuentes cercanas a Daer dejaron trascender a iProfesional que el encuentro fue para reclamarle al jefe de Estado por la millonaria deuda que el Gobierno mantiene con las obras sociales, que ronda los 20 mil millones de pesos.
Las fuentes consultadas indicaron que “la relación de amistad que hay entre Alberto y Daer sirvió para que el pedido no parezca una exigencia ni una presión, sobre todo en momentos en que se están definiendo candidaturas”. En las negociaciones que se llevaron a cabo desde el desembarco de Massa en el gabinete, hubo un compromiso del ministro de girarles a las obras sociales un total de 24 mil millones de pesos en cuatro cuotas de 6 mil millones antes de fin de año, pero apenas se saldaron 4 mil millones. Los representantes de los sindicatos que hoy están más alejados de la Casa Rosada (algunos va tendiendo puentes con Juntos por el Cambio) advirtieron que si no hay un envío de fondos en lo inmediato, avanzarán con medidas de fuerza.
Un veterano dirigente manifestó que “desde los sindicatos estamos financiando el sistema de salud pero ya no podemos más” e indicó que “el año pasado nos tendrían que haber girado unos 12 mil millones y apenas llegaron a los 7 mil; con los números del 2022 más la inflación y las prestaciones que nos sumaron, hoy nuestras obras sociales están virtualmente quebradas“. Los ítems que más afectan al sistema son los relacionados con discapacidad y transporte de pacientes crónicos.
La Mesa Sindical-Política de CGT apoya a Alberto y Manzur
Por otra parte, Daer le planteó a Fernández la intención de los Gordos, Independientes y Barrionuevistas de acompañarlo y apoyarlo en la gestión como así también en lo que suponen una interna del Frente de Todos en la PASO. Asimismo, le ofreció el respaldo de la Mesa Sindical-Política Peronista que se lanzó el 17 de Octubre en el estadio de Obras Sanitarias como herramienta para las elecciones. Salvo José Luis Barrionuevo que sigue alentando su relación con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, el resto de la dirigencia genetista descarta cualquier tipo de acercamiento con el kirchnerismo.
En la semana que pasó, comenzaron a circular algunos nombres afines a Alberto Fernández, ya que todo hace suponer que el Presidente no irá por la reelección aunque pretende mantener una porción (mínima) de poder, hoy repartido entre Massa y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien varios sindicalistas la ven lanzada a la candidatura presidencial. Hoy, la figura que sobresale es a del jefe de Gabinete, Juan Manzur, respaldado por varios gobernadores peronistas. Algunos sindicalistas de peso sugirieron que la fórmula podría ser Manzur-Massa o Massa-Manzur, pero saben que lanzar las candidaturas sería limitar aún más el poder del jefe de Estado.