Entre quienes asisten como testigos privilegiados a la discusión interna del Frente de Todos se interpretó que con su respuesta sobre la relación con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, el Presidente intentó dar una muestra de que “no le quiere regalar la campaña ni el armado al kirchnerismo”, según una fuente consultada por iProfesional.
“Yo sé con quién puedo gobernar y con quién no. Yo sigo gobernando, no me importa”, fue la definición más sonora de Fernández, quien a pesar de haber dicho que no quería dedicarle “un segundo a la interna” sugirió con aquella frase sobre el hombre fuerte de Cristina Kirchner en el Gabinete que ésta recién empieza. El horizonte son las PASO de agosto.
La convocatoria a la mesa política que le reclamaban hace meses tanto el kirchnerismo como el ministro de Economía, Sergio Massa, no fue una forma de ceder claudicación sino un movimiento táctico para empezar a plantear su resistencia, según evalúan en algunos sectores de la alianza oficialista.
“Cualquier presidente quieren reelegir o incidir en su sucesión. Eso es lo normal. (Mauricio) Macri quiso reelegir y no pudo y habrá que ver si Alberto puede reelegir, incidir o ninguna”, sostuvo otra fuente al ser consultada sobre el nuevo capítulo de la interna y los próximos pasos de Fernández. “Es de suponer que va a tratar de hacer esas cosas que hacen los presidentes”, señaló.
Alberto Fernández y una agenda en modo electoral
El jefe de Estado sabe que el kirchnerismo espera que él desista de presentarse como candidato a la reelección y que la mesa, cuya primera reunión será el 16 de febrero en la sede del PJ, sirva para resolver la candidatura presidencial y también rediscutir el rumbo del Gobierno para los próximos meses.
Fernández no solo desalentó ese deseo al ratificar que tanto él como Massa “pueden ser” candidatos, sino que empezó a desplegar esta semana una serie de actividades de claro corte político electoral con la excusa de la gestión.
Empezó el lunes con una visita a Entre Ríos para mostrarse junto al gobernador Gustavo Bordet, luego de las diferencias entre ambos por el juicio político a la Corte Suprema, y continuó este martes con un acto en Tucumán y una cena en Olivos con intendentes de la primera y la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires.
Esa cena se dará luego de la reunión que varios de esos jefes comunales tuvieron la semana pasada en Merlo con De Pedro y el titular del PJ bonaerense, Máximo Kirchner a la que Fernández no fue invitado y se prevé una charla preliminar sobre la mesa política del Frente de Todos.
Y es que los intendentes del estratégico conurbano bonaerense tendrían al menos una silla en esa mesa, junto a los gobernadores, la CGT, los movimientos sociales oficialistas y los tres socios que encabezan la alianza: Fernández, Cristina Kirchner y Massa. El resultado de ese encuentro tendrá mucho que ver con lo que hagan ellos tres.
La mesa política: ¿oportunidad o riesgo para el Frente de Todos?
Tras su paso por Entre Ríos y Tucumán, donde inaugurará la Estación Transformadora Los Nogales, en Tafí Viejo, con el jefe de Gabinete y líder del peronismo local, Juan Manzur, y la secretaria de Energía, Flavia Royón, que son parte de los funcionarios con los que “puede gobernar”, le seguiría una visita a La Rioja el próximo jueves.
Aunque lo niegue, la agenda de viajes le permite a Fernández mostrarse como candidato a la vez que juega con la expectativa sobre su intención de reelegir. No obstante, el mandatario también podría dar un paso al costado y apoyar a otro candidato.
Y es que su intención real va más allá de su propia continuidad: según deslizan en el oficialismo, el Presidente quiere que haya una PASO para que el kirchnerismo no imponga o condicione el armado electoral y lo margine.
Este es el punto central de la discusión de la mesa política del Frente de Todos. Cristina Kirchner y su espacio quieren que esa instancia sirva para correr a Fernández del centro de la escena y resolver las candidaturas evitando las PASO en donde se pueda, pero el Presidente lanzó la convocatoria con el objetivo contrario.
La pregunta que se hacen por estos días gobernadores, intendentes y otros dirigentes del oficialismo es qué podría pasar en los próximos meses con el Frente de Todos si esa disputa no encuentra solución. La mesa política, se supone, es para eso. Sin embargo, en el estado actual de cosas, podría tener el efecto contrario y dinamitar a la alianza.
Ese es un riesgo que podría volverse cada vez más real si no existe algún tipo de acuerdo entre el Presidente y la vicepresidenta respecto del armado electoral. En el oficialismo consideran que “si alguien quiere que el Presidente no sea candidato o no incida, habrá que buscarle un lugar”.
Nombres que vuelan y el problema de fondo: la “lapicera”
Si decidiera no buscar la reelección Fernández podría intentar incidir apoyando a otro candidato. No por casualidad el nombre del embajador en Brasil, Daniel Scioli, volvió a sonar en los últimos días a propósito de los posibles reemplazos para Manzur, de quien se espera que deje la Jefatura de Gabinete para ir a pelear las elecciones de Tucumán como vicegobernador.
Entre Scioli y Fernández hay un diálogo casi cotidiano según confirmaron a iProfesional cerca del ex motonauta. El actual embajador ya tuvo un primer test de campaña con una recorrida por Mar del Plata en plena temporada de vacaciones. Como había adelantado este sitio, el inoxidable dirigente peronista no descarta jugar en las presidenciales.
Con él o con Massa dispuestos a jugar Fernández podría apoyarlos y desistir de su proyecto reeleccionista. El dato es que cualquiera de ellos podría tener también el apoyo de Cristina Kirchner según las especulaciones que corren por estas horas en los pasillos que transitan los dirigentes oficialistas.
Sin embargo, el problema de fondo seguiría siendo cómo se definirán el resto de los nombres de las listas, especialmente para diputados y senadores. Es allí donde radican las razones del kirchnerismo para resistirse a que haya PASO en el oficialismo y las de Fernández para reclamarlas: con primarias, el poder de “la lapicera” se licúa.