El síndrome del intestino irritable es un trastorno habitual que afecta al estómago y al intestino. Los cólicos, la hinchazón y el estreñimiento son solo algunos de los síntomas de este problema crónico que debe gestionarse a largo plazo. Por desgracia, el SII puede ser estresante y doloroso y afectar a la calidad de vida de quienes lo padecen. Sin embargo, las personas con este síndrome pueden recurrir a ciertas estrategias para paliar los síntomas. Si quieres saber más al respecto, ¡sigue leyendo!
Los síntomas del SII varían, pero los más comunes suelen ser los cólicos y la hinchazón, así como los cambios en el aspecto y la frecuencia de las deposiciones.
Si sueles tener un tránsito intestinal irregular o presentas otros síntomas propios del SII, háblalo con tu médico.
Aún no se sabe a ciencia cierta qué es lo que provoca el SII, pero hay algunos factores que parecen influir en su desarrollo.
Las paredes de los intestinos están revestidas de capas musculares que se contraen a medida que la comida se desplaza por el tubo digestivo. El SII puede hacer que estas contracciones sean más fuertes y duraderas, lo que puede dar lugar a gases, hinchazón y diarrea. También puede darse el caso de que las contracciones sean demasiado débiles, lo que hace que la comida pase más despacio y que las heces se vuelvan más duras y secas.
Los problemas neurales del sistema digestivo pueden hacer que el cuerpo reaccione de manera exagerada a ciertos cambios que ocurren de forma habitual durante la digestión. Esto se traduce en dolor, diarrea o estreñimiento.
El SII puede desarrollarse como resultado de un episodio grave de diarrea provocado por un virus o bacteria (gastroenteritis). Se cree que también podría estar asociado a un sobrecrecimiento bacteriano en los intestinos.
Las personas expuestas a unos altos niveles de estrés o sucesos traumáticos (sobre todo durante la infancia) tienden a tener más síntomas.
Estos cambios pueden darse en las bacterias, hongos y virus que normalmente residen en nuestro intestino y que juegan un papel importante en nuestra salud. Las investigaciones demuestran que la flora intestinal de quienes tienen SII puede diferir de la del resto de personas.
Quienes sufren SII verán que hay ciertas cosas que pueden empeorar los síntomas.
Ciertas bebidas y alimentos pueden empeorar los síntomas del SII. Tal es el caso del trigo, los lácteos, los cítricos, las legumbres, la col, la leche y las bebidas carbonatadas.
Los síntomas tienden a agravarse o volverse más frecuentes durante los periodos de mayor estrés. Sin embargo, esta no provoca SII, solo lo empeora.
Como no se sabe cuál es la causa exacta del SII, no se puede evitar ni prevenir, pero sí es posible mantener los síntomas a raya si se evitan los desencadenantes.
El SII no es un factor de riesgo para desarrollar otros problemas como la colitis, la enfermedad de Crohn o el cáncer de colon. Asimismo, no se trata de una condición fatal.
Muchas personas presentan síntomas de SII de manera ocasional, pero unas son más propensas que otras a sufrirlos.
El SII es más frecuente en mujeres. La terapia de estrógeno antes o después de la menopausia también es un factor de riesgo para desarrollar esta afección.
Si bien la alimentación y el estilo de vida pueden influir, los estudios demuestran que el SII también puede ser hereditario.
El SII suele ser más común entre los menores de 50 años.
La ansiedad, la depresión y otros problemas mentales también pueden influir en el desarrollo de este síndrome.
El SII también puede surgir a raíz de otras complicaciones, como la diarrea o el estreñimiento crónicos, lo que a su vez puede provocar hemorroides.
Además, quienes presentan síntomas moderados o severos de SII suelen tener una peor calidad de vida. Los estudios incluso apuntan a que las personas que padecen este problema llegan a faltar el triple al trabajo.
Vivir con SII puede dar pie a la depresión o a la ansiedad. Asimismo, esto puede empeorar los síntomas del síndrome.
Tanto si tienes síntomas leves como graves, hay varias cosas que puedes hacer para aliviarlos.
Los alimentos suelen uno de los desencadenantes más habituales de los síntomas del SII. Apunta lo que comes para detectar cuáles te sientan peor. Asimismo, puede que te convenga ir a un nutricionista.
Hacer deporte con regularidad puede ayudar a paliar los síntomas. Esto se debe a que el ejercicio estimula las contracciones intestinales y reduce el estrés.
Practicar la consciencia plena y la relajación puede ayudarte a interpretar mejor tus sensaciones corporales sin estrés. Esto, a su vez, puede contribuir a tu bienestar físico y mental.
Si la relajación o los cambios de estilo de vida y alimentación no ayudan, puede que el médico te recomiende tomar suplementos de fibra, laxantes u otros medicamentos.
Si los síntomas persisten tras probar todos estos métodos, puedes intentar recurrir a la terapia cognitivo-conductual para entender mejor cómo se relacionan con el miedo o el estrés. También te permitirá aprender a identificar y modificar las respuestas físicas a estos estímulos para paliar los síntomas.
Las terapias alternativas (como la acupuntura o los masajes terapéuticos) también parecen ayudar a gestionar los síntomas del SII.
Fuentes: (Johns Hopkins Medicine) (Medical News Today) (Cleveland Clinic)