‘Estoy con la conciencia tranquila porque nunca hice nada, mi madre me inculcó buenos valores (…). El daño que me han hecho es inmenso, soy otra persona, socialmente soy otra persona, pero creo en la Justicia y en Dios, ante quien la verdad resplandece, que la verdad triunfe’. Con gesto serio, el periodista y exfuncionario caucetero, Wilfredo Romero (36 años, fue director de Niñez, Adolescencia y Familia) aprovechó sus últimas palabras en el juicio para insistir en su inocencia, la misma que sus abogados defensores, Ivana Salas, Fernando Castro y Rodrigo Aguirre, invocaron durante sus alegatos, en los que reiteraron que el abuso simple (manoseo en sus genitales) que le atribuían contra una empleada en una oficina del municipio de Caucete a eso de las 15 del 10 de marzo de 2023, ‘nunca existió’, razón por la cual pidieron su absolución ‘lisa y llana’.
Pero el análisis de la prueba aportada en el juicio llevó ayer al juez, Alberto Caballero, a inclinar la balanza a favor de los acusadores, el fiscal José Tomás Plaza y la ayudante fiscal María Beatriz Vaca (UFI CAVIG) y la abogada de la denunciante, Laura Reus, quienes habían pedido 3 años de ejecución condicional (sin detención) por ese ataque sexual. El magistrado compartió la calificación del hecho, pero aplicó 1 año de castigo sin encierro a Romero, prohibiéndole acercarse y molestar a la víctima.
‘Pretendía justicia por mi clienta, y así fue, se confirmó la verdad de los hechos denunciados, acreditados mediante pruebas netamente objetivas, como fueron los informes periciales de los profesionales en salud mental y los testigos inmediatos’, dijo Laura Reus, abogada de la denunciante.
Quienes quedaron muy disconformes fueron los defensores, que impugnarán el fallo. Durante sus alegatos, habían cuestionado los planteos de los acusadores. Así, dijeron que la denunciante se contradijo. Que no era posible un ataque sexual sin que nadie viera nada en un lugar con trabajo de 8 a 20 en el que siempre había movimiento. Remarcaron que el psicólogo propuesto por Romero aseguró que los indicadores psicológicos de la denunciante, no eran exclusivos de un presunto abuso y podían tener origen en otras situaciones traumáticas o de estrés atravesadas por la víctima. Y aunque aseguraron que no podían explicarse porqué denunció, no dejaron de mencionar que Romero había adquirido un mejor posicionamiento como funcionario, justamente en áreas donde se desempeñaba la denunciante.