El viernes 16 de septiembre, Gabriel Carrizo, el líder de “la banda de los copitos” declaró en Comodoro Py ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Dijo que a Fernando Sabag Montiel y a Brenda Uliarte los conoció hace tres meses y, a pesar de que intentó despegarse del intento de asesinato a Cristina Kirchner, la magistrada rechazó el pedido de excarcelación que hizo la defensa del detenido, a cargo de Gastón Marano.
En su resolución, la jueza Capuchetti justificó su decisión y afirmó que Gabriel Carrizo podría entorpecer o frustrar la investigación en caso de ser liberado. Además sostuvo que va a solicitar apoyo psicológico para el detenido y a extremar los recaudos para salvaguardar su integridad física.
“(…) Para el caso de recuperar su libertad, existen circunstancias fundadas, suficientes y razonables -más allá de la sola contemplación de la escala penal- para considerar que Nicolás Gabriel Carrizo podría entorpecer esta pesquisa y/o frustrar el accionar de la justicia sustrayéndose eventualmente de la misma (…) En definitiva, la situación particular de Nicolás Gabriel Carrizo pone de manifiesto que los denominados riesgos procesales, lejos de conjurarse, se hallan latentes y resulta razonable presuponer la concreción y materialización de los mismos por parte del nombrado (…)”, apuntó la magistrada.
Y siguió: “(…) En virtud de lo expuesto, de conformidad con lo dictaminado por el Ministerio Público Fiscal y la querella y teniendo en cuenta que, de momento, existen riesgos procesales que no pueden ser neutralizados con otros medios de coerción menos lesivos que el encarcelamiento, habré de rechazar la solicitud efectuada (…)”.
En otro fragmento de su resolución, Capuchetti indicó que va a solicitar apoyo psicológico para Carrizo y que va a reforzar su seguridad, medidas que también dispuso para los otros tres detenidos, Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Agustina Díaz, por el ataque a la Vicepresidenta.
“(…) En atención a las expresiones efectuadas por el imputado al momento de prestar declaración indagatoria, habré de solicitar a la Policía de Seguridad Aeroportuaria que arbitre los medios necesarios a los efectos de que se le brinde apoyo psicológico, como así también que se extremen los recaudos a los efectos de salvaguardar su integridad física, tal como se dispuso oportunamente respecto de los restantes imputados (…)”, concluyó Capuchetti, cuya decisión está en línea con lo que solicitaron el fiscal Carlos Rívolo y la querella que encabeza José Manuel Ubeira.
Como contó Infobae, la principal acusación contra Carrizo es una conversación con una familiar horas después de ocurrido el intento de homicidio a CFK el jueves 1° de septiembre. Allí, el acusado le envió una foto de Sabag Montiel con los copos de nieve, seguida de una frase que decía: “Esto no tenía que hacer terminado así”. También contó que él le había dado un arma 22 que no funcionó.
El viernes, luego de tres horas en Comodoro Py, el abogado defensor del autodenominado jefe de “la banda de los copitos”, Gastón Marano justificó los chats de Carrizo y explicó que se trató de “un chiste” de muy mal gusto que no debió haber hecho. Esa broma se la hizo a una familiar para molestarla porque es ella es filo-kirchnerista. Sobre el arma señaló que nunca tuvo una pistola y que la que se usó en el hecho no fue una 22, sino una Bersa calibre 32.
Otro de los hechos que podrían involucrar a Carrizo es una foto de una persona con barbijo el 27 de agosto en las cercanías del edificio de la vicepresidenta. “Dijo que no es él y que ese día estuvo en el Parque de la Costa, en Tigre, vendiendo copos de azúcar. Para acreditar eso vamos a pedir una triangulación de llamadas y aportar información sobre los datos del viaje para corroborar lo que dijo”, sostuvo Marano.
Carrizo es el cuarto detenido por el caso. Primero fue Sabag Montiel, luego Uliarte y su amiga Agustina Díaz. Todos están acusados de haber participado en la planificación y organización del atentado a Cristina Kirchner.