Casi no hace falta decirlo. Iglesia es angular para la economía de San Juan por la minería. Tiene a Veladero y tendrá la explotación de Josemaría, el proyecto cúprico que atraerá una inversión de 4.000.000.000 de dólares y tendrá una vida sostenible de hasta 19 años. Es importante para el país y la provincia. Naturalmente, hay una disputa por la conducción política del departamento, que hace años está en manos del bloquismo. En las legislativas nacionales de 2021, hubo derrota. Encendió las alarmas en el Frente de Todos. Sin embargo, la ley de lemas recientemente sancionada puso paños fríos para bajar la fiebre.
Lo primero que hizo Espejo -además de reafirmar su pertenencia al partido de la estrella- fue reducir la planta política y los contratados. De 2.000 a 400. Eso fue lo que informó la entonces flamante gestión. También hablaron de “malversación de fondos” principalmente de la minería. Hubo fuego cruzado. Las cosas no quedaron bien.
La situación se vio reflejada en los resultados de las elecciones 2021. En el bloquismo, actualmente hablan de sostener una “convivencia tranquila” después de los chispazos del año pasado. Si bien argumentaron que hubo un arrastre nacional -es normal en los comicios de medio término- que favoreció a Juntos por el Cambio, el problema fue la poca -o nula- coordinación entre los dirigentes más fuertes que responden al Frente de Todos producto de la disputa interna.
Pese a que el presidente del Comité Central, el subsecretario de Unidad de Gobernación, Luis Rueda, viajó en varias ocasiones a limar asperezas y hasta logró una foto de unidad de cara a las generales, las relaciones estaban desgastadas. Se vio en la contundencia del macrismo en las urnas: en las primarias ganaron con un 39%, en las generales aumentaron el caudal y triunfaron por un 47%. Hubo un balance del oficialismo. Espejo hizo mea culpa y dijo que fue un problema de atraso con las obras. Sobre todo, con la red de agua potable y la repavimentación de calle Santo Domingo. Los Marinero guardaron silencio público, pero, por lo bajo, deslizaron a quien quisiera escucharlos: “Con nosotros esto no pasaba”. Del otro contestaban: “Por lo menos nosotros no rifamos la plata”. Dardos venenosos de ambas facciones.
Sin embargo, la ley de lemas -Sistema de Participación Democrática y Abierta (Sipad)- hizo lo suyo: ordenó la tropa a la fuerza. El mecanismo de lemas y sublemas, con su consiguiente tributación, generó que tanto Espejo como los hermanos puedan presentarse, competir, y aún así, sumarle votos al oficialismo. Todo dentro del respeto por las reglas del juego. El paralelismo futbolístico es el fair play. Incluso, ya se confirmó que Espejo buscará la reelección con su sello propio. En tanto, los Marinero, irán con la lista que contenga al bloquismo, ya sea propia o en alianza con el peronismo como otrora. Las fuentes partidarias aseguraron que “el temor de perder el departamento pasó”.
Según refirieron, manejan encuestas que dan a Espejo y Mauro Marinero como los más votados. Entonces, sea cual sea el ganador, el departamento queda para el oficialismo que conduce el gobernador Sergio Uñac. Hay un quiebre entre preferencias. La línea que responde a Luis Rueda es más cercana a la continuidad del actual timonel de Iglesia. “Jorge tiene la casa”, dijeron, en relación al dominio de la estructura municipal. Lo ven con mejores ojos. Por supuesto, no desconocen -ni tampoco subestiman- la capacidad de generar consensos de Mauro. El diputado sanjuanino gobernó el distrito por doce años y estuvo como legislador otros ocho. Al menos su nombre de pila no está ligado a la derrota. No así su hermano, Marcelo, que perdió en 2019. Un dato notable fue el corte de boleta. Hasta su candidato a diputado, Salinas, sacó más votos.
Espejo tuvo sus problemas. El más mediático: la denuncia por abuso sexual que hizo una empleada municipal. Hay interpretaciones. Para el intendente fue una movida de desprestigio político orquestada por los hermanos que le disputan el poder. Para algunos, una simple demanda judicial de una trabajadora enojada. Sea como sea, la Justicia lo sobreseyó. El relato de la presunta -descartada- víctima no pudo comprobarse. Tenía “inconsistencias”, señaló el juez Eduardo Vega, a cargo de la Segunda Circunscripción Judicial. Para el magistrado, el hecho no ocurrió. Sin embargo, es una mancha difícil de borrar para Espejo. La opinión pública suele dejar lugar a duda.
Luego vienen otros anotados para la intendencia. Para los bloquistas, el concejal Deguer se está moviendo y está listo para negociar. Tiene una buena relación con los Marinero. De hecho, entró como concejal por estar como cabeza en la lista de ediles que acompañó a Marcelo, al igual que José Godoy. Para los peronistas, el candidato es Salinas, aunque hay una pica con la presidente del Concejo Deliberante, Gladys Bernabeu que, si bien es del armado de Espejo de partido municipal de Espejo, hay quienes la definen como justicialista. Sottovoce, la mujer expresó en algunas ocasiones que también podría probar suerte y entablar una puja con Salinas por una potencial candidatura a diputada departamental.
En una cosa coinciden las facciones del oficialismo: “No tiene cabeza la oposición”, señalaron las fuentes. A priori, es cierto. La oposición no está unida bajo figuras conocidas. Aparece un aspirante de Juntos por el Cambio que responde al Pro. Se trata de Daniel Carbajal. “Es médico, campechano, tiene muchas ganas, y los vecinos lo reconocen”, dijeron desde la cúpula del partido amarillo. Está en proceso de construcción. Quizá el nombre más fuerte es Enrique Montaño, que ganó la diputación departamental con una boleta en la que sólo aparecía él como candidato a ese cargo. Nada más. Lo hizo como miembro de Acción para una Democracia Nueva (Adn), de Martín Turcumán, por el Frente San Juan Primero, que luego se disolvió y dio lugar a Consenso Ischigualasto.
El antecedente más reciente de Montaño en la Legislatura -en donde acompañó gran parte de las propuestas uñaquistas- fue su rechazo a la ley de lemas. Votó en conjunto con Juntos por el Cambio. Sin embargo, su decisión no tuvo que ver con un comportamiento orgánico a su partido, que es también contrario al Sipad, sino a un pedido de los vecinos. “Los mismos vecinos de Iglesia le pidieron que votara en contra, no fue tanto por nosotros”, admitió un operador de Adn.