El informe indica que, a medida que los centros de atención médica en Estados Unidos adoptan modelos de atención en equipos de profesionales, se incorporarán más de 112.700 enfermeras y enfermeros a ese mercado de aquí a 2031. Significa un incremento del 45,7% en 10 años. También se sumarán 924.000 puestos desde el área de cuidados de personas en hogares.
En el informe “Situación de la enfermería en el mundo 2020: invertir en educación, empleo y liderazgo”, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya se advertía que había cerca de 28 millones de profesionales de la enfermería, pero a la vez, un déficit global de 5,9 millones de talentos en esta área.
Las carreras de salud, incluyendo la enfermería, cobraron visibilidad durante la pandemia por el importante rol que cumplen en el cuidado de las personas. La Argentina no fue la excepción. Aún así, como área laboral a nivel local adolece de diversos y múltiples problemas que ubican a la profesión en el centro de una “tormenta perfecta.”
Enfermería en la Argentina
El más reciente informe del Ministerio de Salud que analiza la situación de la enfermería en la Argentina toma datos de la Red Federal de Registros de Profesionales de Salud (REFEPS) que integra la información actualizada de los profesionales matriculados en todo el país. Indica que para 2019, la Argentina tenía un total de 234.527 trabajadores de enfermería.
Su relación con la población del país –una medida que se utiliza a nivel mundial para conocer si hay déficit en la cantidad de profesionales y la atención- representa 52,19 de personal de enfermería cada 10.000 habitantes, contabilizando los tres niveles de formación. Mientras que, si consideramos enfermeras/os con título de licenciatura, la tasa desciende a 35,57 cada 10.000 habitantes.
“Hace unos años contabilizábamos 42 enfermeros y enfermeras por cada 10.000 habitantes, así que podríamos decir que la cantidad creció en medio de la crisis sanitaria”, dijo a este medio María Rosa López, Directora de la Licenciatura en Enfermería a distancia en Fundación Barceló. “Haití tiene 3,5, pero Estados Unidos tiene 111 cada 10.000 habitantes. Bueno, esa es la gran diferencia”, comparó.
A modo de ejemplo, la Universidad de Buenos Aires (UBA) ofrece dos titulaciones en este campo, la de Enfermero Universitario –que el año pasado tenía 8.715 alumnos activos- y la de Licenciado en Enfermería, con 5.694 alumnos. De ellos, el 85% es mujer, y el 24% está en el rango de entre 21 y 25 años de edad (seguido de otro 21% de 26 a 30 años.)
La pandemia, de alguna manera, sumada a las becas de formación del Estado para esta profesión, lograron despertar algunas vocaciones extra. De acuerdo a la cantidad de ingresos a la carrera de Enfermería Universitaria de la UBA en 2019 habían ingresado 1.376 nuevos alumnos, en tanto que en el primer año de pandemia lo hicieron 1.264 y ya para 2021 la nómina de estudiantes se fue a 2.102. Este año, se reestableció en 1.589 personas, bastante por encima de los registros pre-pandemia.
En lo que refiere a la Licenciatura de Enfermería, no ocurrió lo mismo, En 2019 ingresaron 1.692 estudiantes, en tanto que en 2020 solo concurrieron 722 nuevos alumnos y en 2021 unos 889. Para 2022, entraron 608 alumnos, según los datos que pudo obtener iProfesional de esta entidad educativa.
“Muchas veces, una situación grave como una pandemia mundial, visibiliza roles que no eran valorizados en otros contextos. En la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, ha crecido la matrícula de estudiantes en los últimos años producto de la visibilización de la importancia del rol de enfermería en los equipos de Salud producto de la Pandemia Covid-19”, aclara en un reporte la directora de la Licenciatura de Enfermería de la UBA, Irene Simeoni.
Pero a diferencia de lo que ocurre con otros profesionales, como por ejemplo los de áreas IT, la alta demanda de enfermeros y enfermeras combinada con la escasez de personas con la formación adecuada no redundó en buenos sueldos ni en amplia salida laboral para estos talentos.
Por el contrario: de acuerdo a un reciente estudio de Bumeran, en Enfermería los técnicos y profesionales tienen los menores salarios pretendidos del mercado. En los segmentos de jefe y supervisor el sueldo pretendido promedio es de 139.368 pesos por mes, y en los de senior y semi senior, de 79.375 pesos por mes).
Es decir que incluso quienes tienen vocación de servicio y se dedican a esta importante profesión, no solo no pueden aspirar a una mejora salarial al cambiar de trabajo sino que además, según confirmó López, tienen que tener dos o hasta tres empleos a la vez, en detrimento de su propia calidad de vida. “Va a ser muy difícil resolver el déficit de enfermeros si a las personas que formamos no podemos darles empleos con buenas condiciones de trabajo”, expresó la directiva de Fundación Barceló.
Asimismo, con la visibilidad que adquirió la demanda de personal de salud capacitado para atender a la población y la inversión que se realizó al principio de la pandemia para mejorar la infraestructura en ese sector, sumado a la demanda agregada de enfermeros y enfermeras desde el exterior, se esperaría que los egresados en esta área tuvieran la salida laboral asegurada. Pero no es así.
Según la directiva de Fundación Barceló, no hay una amplia demanda de enfermeros a nivel local y muchos de ellos están buscando trabajo desde hace tiempo. Esto tiene que ver con varios motivos, pero en particular, con el estándar de menor cantidad de profesionales por paciente que lo recomendable, tanto en instituciones privadas como públicas de salud.
“Un enfermero no puede atender a 20 pacientes, no brindaría calidad en atención ni seguridad al paciente. El Consejo Internacional de Enfermería ha demostrado que el ratio debería ser de 4 o 5 pacientes por enfermero o enfermera, cuando en los ámbitos de trabajo en la Argentina no faltan lugares que tienen un profesional por cada 12 pacientes”, reveló López.
Como solución, comentó la directora de la carrera en la Fundación Barceló, están surgiendo empresas que ayudan a los enfermeros argentinos a obtener las equivalencias necesarias para emigrar a otros países donde si puedan ejercer su profesión. España, Alemania, Estados Unidos, son algunos de los países en donde se necesitan enfermeros.
“Me genera mucha tristeza formar grandes profesionales para que alguien más se los lleve a otro país. Pero será así mientras no se cambie la política sanitaria. En pandemia se mejoró la infraestructura, se compraron respiradores, pero no se pudo formar un enfermero en tres meses”, añadió López.
Entonces, el sector de salud adolece de más problemas que los bajos sueldos y escasa salida laboral. La tormenta perfecta incluye un mayor impacto del pluriempleo en lo que se ve en otras profesiones, la salida de profesionales a otros mercados y la desigual distribución de los mismos en las distintas provincias argentinas.
Y hay un problema más, que apuntó López: “Tenemos muchos profesionales próximos a jubilarse, y muchos auxiliares de enfermería o técnicos de enfermería entre los 50 y los 59 años. Eso significa que no tendremos quien los reemplace ni quienes puedan formar nuevas camadas, por contar con experiencia pero no con el título de licenciatura que les permita enseñar.”
“Los sueldos docentes son poco atractivos, por lo que se dificulta también conseguir a quienes quieran dedicarse a ello,” añadió.
Formación de enfermeros
El mencionado reporte del Ministerio de Salud analiza lo ocurrido con la formación de las tres categorías de personal enfermería entre los años 2016 y 2019, previo a la pandemia.
“Se ha incrementado el número de enfermeras/os con calificación profesional, ya que anteriormente predominaban las/os auxiliares, lo cual constituye un avance en términos de la profesionalización de las prácticas y de la calidad de la atención”, indica el informe.
También consigna que “se puede observar un crecimiento que se duplica en este período (2016-2019) en la categoría técnicos (40%)” (…) “Y a la vez, un importante aumento en la cantidad de licenciados que, en la misma línea, muestra el esfuerzo de las políticas de incentivo para mejorar la formación y la calidad de atención del paciente.”
Indica que en 2019 el 68% de las personas que se desempeñaban en esta área poseía calificación profesional, un avance desde el 58,4% de 2016, y lo que ocurrió en ese período fue la baja de la cantidad de auxiliares, debido a que se profesionalizaron.
Por su parte, Simeoni reconoce que durante la pandemia no solo hubo una suba en la cantidad de inscripciones sino que no se degradó demasiado la calidad de la formación: “La posibilidad de formarse desde donde viven, sin tener que trasladarse a CABA para lograr un título universitario, y con la posibilidad de continuar maestrías, residencias y posgrados, ayudó muchísimo”.
De hecho, el reporte firmado por la catedrática de la UBA propone avanzar en esta nueva realidad, “dándole sentido a lo híbrido con un nuevo significado, más allá de la suma de dos partes conocidas (presencialidad – virtualidad), sino superador, pero -previamente- habiéndolo profundizado.”
Pero a la vez la directora de la carrera de la UBA resalta que al elegir una profesión las personas no solo tienen en cuenta las facilidades para completar la formación sino también dónde se va a desarrollar la tarea, las posibilidades de ascender, de ocupar cargos de gestión o de dedicarse a la docencia o la investigación. Todo eso es lo que falta profundizar en el área para incentivar su elección.
La capacitación de más profesionales de la enfermería requiere, en primer lugar, de despertar más vocaciones por esta actividad, pero también, de contar con profesionales graduados de licenciatura que puedan además ejercer como docentes, según remarcó López.
En el Congreso de la Nación ya se debate un proyecto de Ley para abordar el déficit. De hecho la Cámara de Diputados ya le dio media sanción a un proyecto de Ley para promover la formación y las vocaciones en enfermería. El mismo es de la autoría del ahora senador del Frente de Todos y también médico, Pablo Yedlin, quien lo presentó junto al presidente Alberto Fernández y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, en junio de 2021.
El texto declara como objetivo “establecer los mecanismos necesarios para promover la formación de calidad y el incremento de la cantidad de enfermeras y enfermeros, así como la profesionalización y el desarrollo de la enfermería en todo el territorio nacional, promover la formación de calidad y el incremento de la cantidad de enfermeras y enfermeros, así como la profesionalización y el desarrollo de la enfermería en todo el territorio nacional”.
El mismo crearía una Comisión Nacional de Formación y Desarrollo de Enfermería, para recomendar e implementar políticas tendientes a suplir el déficit de profesionales, y un Programa Nacional de Formación de Enfermería en el marco del Ministerio de Educación, para administrar y gestionar los incentivos y aportes económicos a fin de incrementar el número de egresados y egresadas de la profesión.
Se discontinuaría, además, la formación en el nivel de auxiliar de enfermería para reconvertir las carreras a títulos de grado y posgrado, y se promovería el derecho de enfermeras y enfermeros a acceder a mayores calificaciones y preparación, ya sea a través de la educación formal como de la formación continua en salud, y se fomentará la profesionalización de los y las auxiliares de enfermería que actualmente sean parte integrante del sistema de salud, tanto público como privado.