Según consta en la denuncia, habían ofrecido a través de un grupo de Telegram una serie de chupetines de cannabis a 1500 pesos la pieza.
Cerca de 60 caramelos gomita impregnados con drogas, entre ellos uno conocido como “bomba”, fueron secuestrados en poder de dos dealers de 23 y 50 años, detenidos en el barrio porteño de Chacarita, informaron hoy fuentes policiales.
El operativo estuvo a cargo de efectivos de la Policía de la Ciudad y se realizó en la intersección de la avenida Corrientes y la calle Olleros.
Cerca de 60 caramelos gomita impregnados con drogas, entre ellos uno conocido como “bomba”, fueron secuestrados en poder de dos dealers de 23 y 50 años, detenidos en el barrio porteño de Chacarita, informaron hoy fuentes policiales.
El operativo estuvo a cargo de efectivos de la Policía de la Ciudad y se realizó en la intersección de la avenida Corrientes y la calle Olleros.
Allí fueron detenidos dos hombres que tenían en su poder una bolsa de papel madera con varios paquetes de caramelos masticables gelatinosos, de color verde y con forma de hojas de marihuana.
Los policías de la División Análisis del Narcotráfico y la Dirección de Lucha Contra el Tráfico y Venta Ilegal de Drogas de la Policía de la Ciudad sometieron las golosinas a un test narcótico, que arrojó resultado positivo para metanfetamina, marihuana y una droga conocida en Latinoamérica como “bomba”, que es un derivado de la feniletilamina, una sustancia que puede producir euforia e hipersensibilidad, explicaron las fuentes.
Los mismos voceros dijeron que la forma de enmascarar esa sustancia química en caramelos es innovadora en nuestro país, donde suele venderse en troqueles o pastillas.
En total, se incautaron 58 caramelos gomita, dos chupetines, envoltorios transparentes para fraccionamiento, dos teléfonos celulares y dinero en efectivo.
La Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Número 7, a cargo de Matías Sanctis, ordenó la detención de los imputados y el secuestro de los estupefacientes, de los celulares y del dinero.
Los detenidos son un hombre de 23 años y otro de 50, dedicado al comercio minorista en los papeles, empleado gastronómico, ninguno de ellos con antecedentes penales.
Durante semanas, según la acusación en su contra, ambos hombres habían ofrecido a través de un grupo de Telegram una serie de chupetines de cannabis a 1500 pesos la pieza. También vendían otras golosinas curiosas, gomitas con forma de hoja de marihuana, color verde profundo, 1300 pesos cada una. Las gomitas de marihuana sintética no son nada nuevo, suelen ser ofrecidas por dealers de alto nivel o contrabandeadas por usuarios de cannabis, un clásico moderno de la industria de la marihuana legal en Estados Unidos, con dosajes de 10 miligramos de THC o más que garantizan alta pureza y efectos de calidad. El riesgo de intoxicación es obvio, con situaciones como ingerir una dosis excesiva, o que la comita la coma un niño por accidente.
Sin embargo, los tests de laboratorio químico revelaron que dentro de las gomitas vendidas por Telegram incluían nBome-25, una sustancia psicodélica frecuentemente comercializada en Argentina como LSD, un gato por liebre distribuido en troqueles o comprimidos con efectos un tanto más tóxicos, y MDMA, el principio activo del éxtasis. No solo eso: también se encontró un porcentaje de THC dentro de la mezcla, con dosajes desconocidos.
Los detenidos tenían 58 de estas golosinas. “Gomitas locas” las llamaban, con poca imaginación. La combinación es curiosa: no suele verse en un mismo producto. Si era un caso de gato por liebre para buscadores de un producto de marihuana, queda por verse. Pero que este producto haya llegado al país supone una ruta de contrabando, una compra en el exterior y un envío con disimulo.
En los primeros cinco meses de 2019, la Aduana capturó 24 paquetes con drogas sintéticas que llegaban del exterior en puntos como Córdoba, Mendoza, La Rioja, Santiago del Estero, con dos sobres termosellados con 114 gramos de cristal de MDMA que fueron enviados a Santa Teresita. Incluso se encontró un pequeño paquete con 12 gramos de heroína, una rareza inédita para las incautaciones locales. Las encomiendas en sobres sellados de correos privados fueron la norma.
Fuente: Telam / Infobae