El colágeno es una proteína que cumple una serie de funciones esenciales en el cuerpo humano. Es el componente principal de los tejidos conectivos, lo que significa que está presente en la piel, huesos, tendones, ligamentos, cartílagos y otros órganos. Y su función principal es proporcionar a esos tejidos estructura y resistencia, así como mantener su elasticidad.
Con el envejecimiento, la producción de colágeno en el cuerpo suele disminuir, lo que puede llevar a la pérdida de elasticidad de la piel, la aparición de arrugas, dolor en las articulaciones y otros problemas relacionados. Por esta razón, algunas personas pueden recurrir a suplementos dietarios a base colágeno para mantener la salud y apariencia de la piel, y mejorar la salud articular y ósea, entre otros beneficios potenciales.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la eficacia de los suplementos de colágeno puede variar y que siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento. Además, una dieta equilibrada y variada también ayudará a mantener niveles adecuados de colágeno y otras proteínas en el cuerpo. A continuación, se detallan algunas de las funciones más importantes del colágeno:
Salud de la piel: El colágeno es esencial para mantener la elasticidad y firmeza de la piel. Ayuda a prevenir arrugas y líneas finas, manteniendo una apariencia juvenil.
Salud de las articulaciones: El colágeno contribuye a la estructura y resistencia de los tendones y ligamentos que sostienen las articulaciones. Ayuda a reducir el desgaste de las articulaciones y puede aliviar síntomas de afecciones como la osteoartritis.
Según la Doctora Andrea Rey (MN 139.411), médica dermatóloga que asesora a los suplementos F!ne, el colágeno “colabora en la reparación y recuperación muscular post ejercicio, brinda energía y fortalece el sistema inmune. La combinación de los nutrientes esenciales contribuye a fortalecer el cartílago, las articulaciones, a evitar lesiones o fracturas y promueve el fortalecimiento de tendones”.
Fortalecimiento de huesos: El colágeno es un componente clave en la estructura ósea. Ayuda a mantener la resistencia y flexibilidad de los huesos, lo que es fundamental para la salud ósea en general.
“En el caso de la traumatología, lo que se comprobó es que el consumo de colágeno mejora la densidad ósea, y la elasticidad de los ligamentos reduciendo el dolor especialmente en lesiones crónicas”, explica Carolina Schneider, médica especialista en cirugía plástica y reparadora (MN: 122678), quien también lo recomienda como complemento de cara a cirugías.
Cicatrización de heridas: Ayuda en la formación de tejido de cicatrización y en la reparación de heridas. “La suplementación de los péptidos de colágeno es necesaria para el proceso cicatrizal, para desinflamar los tejidos y a su vez, su aporte nutricional es necesario para mejorar el proceso postquirúrgico”, detalla Schneider.
“Hoy en día existen suplementos de colágeno que contienen otros componentes, vitaminas y minerales que a su vez ayudan y benefician la cicatrización de los tejidos y desinflaman luego de someterse a una cirugía. En conclusión, el colágeno se ha convertido en una excelente herramienta para reducir la inflación, mejorar la circulación y la cicatrización de una herida”, agrega la especialista..
Digestión: El colágeno forma una parte importante del revestimiento del tracto gastrointestinal, lo que puede contribuir a la salud digestiva. La ingesta de colágeno debe ir acompañada una dieta balanceada e incorporar alimentos tales como las semillas y nueces, aceite de oliva, frutos rojos, té verde, animarse a los vegetales tales como el brócoli, repollo, repollitos de bruselas y frutas.
Debido a que el colágeno es una molécula compleja solo se puede encontrar en los alimentos de origen animal, pero todas las proteínas (también las vegetales) se descomponen al ser digeridas liberando todos sus aminoácidos, es por esto que el cuerpo puede obtener los nutrientes necesarios para la formación de colágeno de algunos alimentos tales como las carnes magras, pescados, caldos, huevos, lácteos, legumbres, frutos secos y los alimentos con alto contenido en vitamina C, entre otros.
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