Cuando se fuma cannabis, el componente THC se desplaza desde los pulmones hasta el cerebro a través del torrente sanguíneo, e interactúa con el sistema que ayuda a desarrollarlo, y que además controla la ansiedad, el dolor la memoria y la motivación.
Las investigaciones han mostrado que fumar cannabis en la adolescencia puede modificar físicamente la estructura cerebral en desarrollo, haciendo más difícil pensar, aprender y memorizar.