Siempre que se habla de ludopatía por lo general se refiere a adultos que apuestan compulsivamente, poniendo en riesgo su vida social, personal e incluso estabilidad emocional y mental. Difícil es pensar que un menor se encuentre en esa situación, pero en el mundo hay niños, niñas y adolescentes que están desarrollando conductas similares a las de un ludópata.
Pasar horas enteras delante de un celular, con una consola o una tablet, jugando o viendo videos, sin reconocer los límites y estallando en una irritabilidad que deja de ser propia de un berrinche son algunas de las señales a las que los padres deben estar alertas para detectar si su hijo o hija tiene una dependencia a la tecnología que debería ser tratada por profesionales.
En San Juan existe LINJU – Fundación de Ludopatía Infanto Juvenil, donde abordan estas problemáticas. Su presidente, el licenciado en psicología José Nelio Icazatti, explicó que el fin de la fundación es trabajar en la comunicación, prevención y erradicación de la dependencia a las tecnologías, informando sobre el uso responsable de las misma y sobre todo de los videojuegos, pero sin demonizarlos. “La tecnología es un torrente de creatividad, pero mal usada es dañina para el cerebro, más para los primeros años. La tecnología no es buena ni mala, todo dependerá de cómo se la use”, destacó.
En la provincia hay un espacio que busca concientizar y tratar problemáticas relacionadas al abuso de las tecnologías y su dependencia, llevando a que niños, niñas y adolescentes desarrollen conductas que terminan siendo perjudiciales para su salud.
Actualmente la fundación aborda la contención de 15 menores, donde las edades van desde los 6 a los 17 años, aunque también les ha tocado trabajar con chicos menores a esa edad, por ejemplo, un niño de 3 años que tenía una gran dependencia a la tecnología, donde el berrinche era interminable cuando se le sacaba el celular. Con los 15 menores se trabaja en dos grupos, uno integrado por 11 chicos que comparten la característica de ser introvertidos, tener problemas para relacionarse sin tecnología de por medio; mientras que el otro grupo está integrado por 4 chicos que son más extrovertidos. Además, desde la fundación se trabaja con escuelas, brindando charlas de concientización.
Previo a que el chico integre algunos de los grupos, se realiza desde la fundación una admisión para determinar el tipo de problema, si se trata de ludopatía, que es la dependencia a los videojuegos; o si se trata de tecnopatía, es decir, dependencia a la tecnología en general. “Se hace el diagnóstico diferencial y si es otra patología, como autismo, por ejemplo, se hace la derivación correspondiente. Si se trata de un problema con la tecnología o los videojuegos, lo charlamos con los padres, para que se interioricen, tengan ciertas pautas y herramientas y también con el chico en cuestión”, comenta Nelio Icazatti. También se trabaja en conjunto con un psiquiatra para analizar si necesita asistencia medicamentosa.
Es importante estar alertas a las diferentes señales que pueden indicar que un niño, niña o adolescente está teniendo una dependencia preocupante a la tecnología o los videojuegos, para poder abordar la problemática antes que sea tarde.
Según un relevamiento que realizó el año pasado la fundación, desde el 2019 los niños triplicaron las horas frente a una pantalla, potenciándose durante la pandemia y el confinamiento. Incluso hay menores que han endeudado a sus padres o han llegar a situaciones médicas extremas por no poder dejar los videojuegos de lado.
Para poder prevenir este tipo de conductas es fundamental que los padres tomen consciencia de la importancia de los límites, fomentar en familia actividades que no tengan relación con las tecnologías y trabajar en las habilidades sociales que favorezcan al niño, niña y adolescente evitando así que busque “refugio” detrás de una pantalla, en un mundo virtual. LINJU se encuentra en Jorge Newbery 647 oeste, entre Salta y España, Capital, y funciona en horario de tarde.