Boca no pudo con Newell’s. El 0-0 deja al equipo Xeneize afuera de la Libertadores, a un punto de Estudiantes con dos fechas por jugarse (aunque tiene la opción de acceder al máximo torneo continental, además, si gana la Copa Argentina).
Dos partidos. 14 cambios. Cero triunfos. Y mil preguntas que flotan en el aire espeso de la Bombonera. ¿Qué lleva a Battaglia a cambiar tanto? ¿Por qué no jugaron Villa y Cardona de entrada? ¿Hubo lío en la práctica del lunes? ¿Cómo pasa Zeballos de titular en Reserva a titular en Primera sin escalas? ¿Dónde quedó el 11 ideal que parecía perfilarse para la final de la Copa? Boca volvió a dejar puntos en el camino, ya no depende de sí para clasificarse a la Libertadores por la tabla anual y el hincha bajó un mensaje: “En Santiago cueste lo que cueste…”.
Boca impuso condiciones en el primer tiempo, pero en ningún momento llegó a tener el dominio pleno del juego. En parte, por las imprecisiones de Almendra, el flojo partido de Ramírez y las malas decisiones de Zeballos. Pero mayormente por la ausencia de un generador de juego, de un tipo que uniera líneas y abasteciera a los de arriba. Un Cardona, claro, que estuvo, otra vez, más de una hora sentado en el banco.
El DT y sus variantes
Otra vez los cambios de Battaglia perjudicaron al equipo. Contra Independiente metió ocho modificaciones y Boca no solo dilapidó la chance de acercarse a la Libertadores, sino que le dio vida al Rojo y la posibilidad a Estudiantes de superarlo en la tabla anual. Y contra Newell’s, con el cambio de esquema y la salida de los colombianos, le sacó a Boca lo mejor que tenía: creación, velocidad y pelota parada. Zeballos se frustró rápido después de algunas pérdidas y la inclusión de Salvio obligó a Boca a jugar demasiado encajonado por las bandas y no tuvo plan B. El más destacado: Frank Fabra, el que más pisó el área en Boca.
¿Tuvo situaciones Boca en el PT? Sí, una. La misma cantidad que Newell’s. Un cabezazo de Salvio que Macagno sacó al corner y una gran jugada colectiva de la Lepra que terminó con un atajadón de Rossi (de los mejores) contra Garro.
Battaglia mantuvo los 11 hasta que la Bombonera empezó a meter presión. No con insultos, no con murmullos: con esa mezcla de aliento y advertencia que ningún cantito resume mejor que “es la hora, es la hora…”. Entonces, Battaglia movió el banco y con Cardona y Villa en cancha fue otro cantar. De hecho, entre Edwin y Focus armaron la jugada previa al 1-0 de Vázquez anulado por offside. Y luego Cardona envió el centro para el cabezazo de Rojo al palo, a los 43.
El final encontró a Boca apurado, confundido, con el corazón y la calculadora en la mano. Fue y fue. Pero no alcanzó. Ahora cada partido será una final. Y ya no hay margen para el error.