Casi siempre, desde sus inicios, la minería fue relacionada como una actividad pura y exclusivamente de los hombres por las condiciones hostiles en las que se desarrollaba, como así también por las imposiciones culturales que indicaban que las mujeres debían cumplir un rol que las situaba en los límites de un hogar. Si bien la naturaleza de la práctica no se modificó demasiado con el paso del tiempo puesto que aún se presenta en escenarios adversos, lo que sí está cambiando poco a poco es la desigualdad de género.
En épocas en las que se discute cuáles son los espacios que ocupa la mujer dentro de la sociedad, tras siglos de opresión en los aspectos que se tenga registro, pareciera que las empresas abocadas a la actividad como Barrick SD Gold no hacen oídos sordos a esta cuestión y con Veladero, su proyecto de explotación metalífera en San Juan, intentan conducir su realidad a un plano un tanto más igualitario. Es por eso que en los últimos años, la mina situada en lo más alto de la Cordillera de los Andes, aumentó la proporción de personal femenino, lo que representó en 2021 la incorporación de un 43% (103 trabajadoras).
Con la oportunidad de estudiar carreras relacionadas con la minería, sumado a los programas que el mismo proyecto ofrece para las mujeres de Iglesia -departamento donde está emplazada la mina-, las puertas que no sólo estaban cerradas sino que solían tener dos vueltas de llave se abren para dar paso al género.
Hasta ahora, 126 mujeres cumplen funciones en la dotación directa y otras 172 lo hacen en empresas contratistas, siendo 298 el total de las trabajadoras y esa cifra puede ascender todavía más dada la política de apretura que advirtieron sus autoridades. De todas ellas, 12 ocupan un lugar de liderazgo en Superintendencias y Gerencias. Es por ello que se creó el Comité de Género y Diversidad para potenciar el rol de la mujer dentro de la mina.
A través de una expedición que realizó un grupo de sanjuaninas referentes del ámbito empresarial, académico y de espacios vinculados a la minería, desde la compañía mostraron cómo es el desarrollo de la actividad de cerca y cuáles son las oportunidades que promueve para las mujeres en la provincia, no sólo para aquellas que fueron incorporadas al proyecto en montaña sino también para las que son parte de la comunidad más cercana al campamento.
Enmarcado en el Día de la Mujer que se conmemoró a principios de la semana y en el lanzamiento oficial del Comité de Género y Diversidad en Veladero, el viaje propuso un recorrido particular y en cada parada aguardaba una historia para contar. Incluso las mismas expedicionarias pasaron de ser simples observadoras a protagonistas de la experiencia a la que Tiempo de San Juan fue invitado para retratar la aventura.
Del horno de barro a ser dueñas de su fábrica
La historia de Gladys y Lorena es una de esas que inspiran y que dejan en claro que, siempre que haya esfuerzo y dedicación, la recompensa de algún modo llega. Es que de vender semitas en el Paso de Agua Negra por la madrugada en épocas de verano, con todo el sacrificio que supone por las bajas temperaturas, las panaderas consiguieron una ayuda que impulsó su emprendimiento y las invitó a soñar a lo grande.
Apretadas por la situación económica, las mujeres encontraron una manera de salir adelante con la receta de la semita más rica de Iglesia, como lo aseguran los lugareños. Mediante el programa de Incubadoras de Empresas de Mujer, Veladero les entregó maquinarias que marcaron un antes y un después en el negocio. También les ofreció consultoría para forjar las bases del emprendimiento y así proyectarlo a futuro.
“Todos los días nos levantamos a las 4 de la mañana para amasar. Desde hace dos años, que contamos con la maquinaria, podemos elaborar a mayor escala y llegamos a hacer 200 semitas por día”, comentó la mujer de 63 años que comparte trabajo con una de sus hijas y que aprovechó la ocasión para pedir una colaboración a la empresa para la ampliación del lugar. “Es tanta la demanda y la gente que trabaja, que el espacio nos quedó chico”, aseguró.
Para su fortuna, la respuesta fue positiva. Desde Veladero explicaron que si bien todos los años se ponen en consideración la presentación de múltiples proyectos, el objetivo es apuntalar a la comunidad que alberga la explotación minera. “Es una manera de demostrar que el crecimiento puede ser para todos de forma directa o indirecta”, dijeron.
Un empujón para el negocio familiar
Del mismo modo que sus vecinas de Las Flores sacaron provecho del apoyo, Norma y sus hijas tomaron el mismo camino y concretaron el sueño de tener su propia peluquería. Dejando atrás los trabajos a domicilio o incómodos servicios en la misma casa donde vivían, bajo el mismo programa de Veladero, recibieron las máquinas necesarias para dar inicio al emprendimiento.
Tras pedir un crédito para construir un espacio para el negocio familiar, la peluquera y sus dos hijas, Érica y Karen dieron vida al primer salón de belleza del pueblo. Allí, todo el mundo concurre, incluso los varones porque el hijo de Norma y hermano de las chicas, Ever, instaló también la barbería.
Con la impronta de los más jóvenes de la familia, tienen pensado ampliar el rubro para aprovechar la apuesta al máximo. Es por ello que intentarán dar lugar a un sector de perfumería. “Queremos seguir creciendo, estamos agradecidos por la colaboración que tuvimos para empezar”, señalaron los integrantes de la familia quienes resaltaron que todo les costó y les cuesta (aún pagan el préstamo) bastante.
Las alumnas sorprenden a la maestra
Luego de recorrer las instalaciones de la mina y de ver de cerca cómo es el trabajo a cielo abierto a más de 4 mil metros de altura, el grupo que visitó Veladero fue recibido en los talleres y allí se encontró con todas las mineras que pusieron en pausa sus tareas sólo un momento, para ser testigos de la puesta en marcha del Comité de Género.
En ese encuentro, que tuvo su marco protocolar con la presencia de autoridades como la del gerente general Michael Zivcic, una de las integrantes del contingente de visita, María Eugenia Caroprese, docente e investigadora de la Universidad Nacional de San Juan en la Facultad de Ingeniería, se reencontró con dos alumnas que se recibieron y hoy cumplen funciones en Veladero. Antes ya había descubierto que un ex estudiante suyo es el jefe de operaciones de la mina (Marcelo Peralta).