El llamado que recibió a mediados de 1982 cambió su vida para siempre. En aquel tiempo Pedro Rizo se desempeñaba como asesor letrado de la Municipalidad de Sarmiento y del otro lado del teléfono recibía una ambiciosa propuesta que lo iba a ubicar en un lugar y momento clave de la historia de San Juan. De una pequeña comuna pasó a integrar el gobierno que iba a marcar el regreso a la democracia en la provincia y no sólo eso, porque después se iba a transformar en caudillo de Leopoldo Bravo e iba a vivir desde adentro grandes momentos de la política sanjuanina. “Soy muy afortunado. La vida ha sido muy generosa conmigo”, confesó el protagonista, en una charla imperdible con Sebastián Saharrea en Paren las Rotativas.
En diciembre de 1983 asumió como gobernador de San Juan Leopoldo Bravo, tras una victoria indiscutida en toda la provincia, y Rizo pasó a ser uno de sus grandes aliados, convirtiéndose en secretario de Gobierno y Justicia. “Ganó por los votos. Era un hombre de mucha ascendencia, inclusive algo cuestionado. En esa época invitó a su asunción a los comandantes de la Junta Federal”, señaló.
Durante esos años acompañó al líder bloquista y hasta vivió muchos momentos trascendentales. El que más tiene presente es cuando salió a la luz el proyecto de de ley de la Reforma de la Constitución, el cual fue pensado y enviado por Bravo a la Cámara de Diputados pero previamente redactado por el propio Rizo.
El proyecto de reforma fue debatido y aprobado por los legisladores sanjuaninos. Un poco más tarde, en las elecciones generales, el voto popular consagró a los integrantes de la Convención Constituyente que daría forma a la Constitución de 1986. En ese tiempo, fue elegida la misma cantidad de convencionales que los diputados. Fueron en total treinta bancas: veinte a la mayoría (Unión Cívica Radical), seis a la primera minoría (Frente Justicialista de Liberación) y, cuatro a la segunda minoría (Bloquismo). Por el bloquismo quedaron Wbaldino Acosta, Eduardo Pósleman, Julio César Cámpora y Rizo.
Meses antes, Rizo fue testigo presencial del sacudón que atravesó el Gobierno en 1985 con la renuncia de don Leopoldo Bravo como gobernador. El bloquista decidió dejar sorpresivamente su cargo tras fuertes internas partidarias y la derrota en las elecciones legislativas de ese año: “Eran espantosos esos días, porque era un líder muy querido. Decía ´yo creo que estoy gobernando bien, pero si el pueblo ha votado en contra en las legislativas voy a interpretar que ha votado en mi contra´. Entonces renunció, se tomó un colectivo en la Avenida Libertador y se bajó en su casa”.
Para el dirigente bloquista, el haber estado al lado de Bravo padre fue un aprendizaje constante, sobre todo en una época donde el bloquismo acaparaba toda la atención y votos. “Era como un padre, hasta hablando por teléfono uno estaba aprendiendo formas y el trato de cordialidad y respeto que tenía. Yo lo he visto en el salón del partido cómo mantenía ese liderazgo. Cuando alguien no estaba de acuerdo con algo, lo llamaba para tomarse un café. Y lo terminaba conformando, no lo dejaba herido”, comentó.
El camino siguió para ambos, para Bravo ya como senador nacional y para Rizo en la gobernación, ya acompañando a Jorge Ruiz Aguilar y después con Carlos Enrique Gómez Centurión como secretario general de Gobernación. Mucho no duró en esa función porque después pasó a la Legislatura, en el año 1985. Fue diputado provincial por diez años, porque en 1995 decidió renunciar en disconformidad por el reintegro judicial de Jorge Escobar al cargo de Gobernador, destituido en juicio político.
“Yo integraba la sala acusadora e investigadora. En aquel entonces el desgaste que estaba sufriendo el justicialismo era muy grande a la luz de todo esto que estaba saliendo en los medios de difusión. decisión política era eso consideraban. Pero me acuerdo de lo que pasó con la restitución de Escobar. Yo renuncié porque era uno de lo que había investigado y creía que era culpable. Entonces renuncio y me voy a la casa de Leopoldo Bravo. Llego y me dice don Leopoldo ´Vos sabes lo que me ha hecho el Polo, ha renunciado, ¿a vos te parece?”. Y le digo ´Leopoldo, disculpeme, le vengo a decir lo mismo (risas)”, recordó Rizo.
La noche de los senadores
El 22 de abril de 1992, la Legislatura Provincial eligió a Leopoldo Bravo y Alfredo Avelín como senadores. Ambos fueron electos tras un acuerdo político entre el Partido Bloquista y la Cruzada Renovadora. El Justicialismo, que no quiso negociar con el bloquismo, quedó afuera. La sesión terminó en escándalo.
“Fue muy criticada. No llegaba a un acuerdo con el justicialismo, porque Leopoldo estaba dispuesto a negociar para que fuera un senador para el justicialismo y otro para el bloquismo. Entonces Leopoldo tomó la decisión de acordar con la Cruzada. Me tocó la presentar la moción para que Polo Bravo sea senador”, apuntó Rizo.
Más de Pedro Rizo
Entre otras funciones, Rizo fue vicepresidente de la Cámara de Diputados de la Provincia, miembro del Consejo de la Magistratura, presidente del Consejo Deliberante de Capital, presidente de la Comisión de Hacienda y Presupuesto. También fue miembro informante en la sanción de la Ley 6175 que garantiza los recursos de la Cámara de Diputados (Autarquía del Poder Legislativo) y miembro informante en la sanción de la Ley 6119, haciendo operativa las disposiciones establecidas por la Constitución Provincial (Autarquía del Poder Judicial). Además, redactó el primer Código de Faltas de la Provincia, entre otras labores.