“Déjense de tanto movimiento progre y respeten las películas originales. Es insultante”; “Era mi película favorita, la arruinaron”; “¡No la queremos, queremos una pelirroja blanca, eso nos vendiste en 1989 y eso queremos!”; “Qué pasó con la hermosa sirenita que todos conocíamos, ella cantaba hermosas melodías, no parecía que fuera a rapear”; “No es cuestión de racismo pero, ¿por qué vienen a cambiar algo que ya estamos acostumbrados a ver de cierta forma, solo por puro moralismo?” y el mejor de todos: “En serio…Deberíamos fomentar a los pelirrojos que se están extinguiendo. ¡Disney por favor! Ayuda y deja de eliminarlos como si ya no existieran”
Estos son solo algunos de los gritos de desesperación que dejaron los defensores de la supremacía blanca en el hilo de twitter con el que Disney presentó el trailer de la nueva versión en live action de La Sirenita. Esta remake parece calcada de la versión original animada, que fue estrenada en 1989. Los mismos planos, la misma atmósfera acuática, la misma canción principal, pero hay un detalle: la Sirenita, protagonizada por Halle Bailey, es negra. Esta elección de casting fue leída por los abanderados de la pureza racial no solo como una falta de fidelidad con la “realidad” (como si hubiese pruebas científicas de que las sirenas existen y solo pudiesen ser blancas). Sino también como una traición a las “valores tradicionales de Disney” a favor de “la corrección política progre”.