6 de marzo de 1813: La Soberana Asamblea, autoriza los gastos para Funciones públicas en la ciudad de Buenos Aires, por la victoria en la batalla de Salta.
“El Supremo Poder Ejecutivo, queda facultado para hacer los gastos que halle sea necesario para (…) la función pública indicada para el día de mañana, con motivo de la victoria conseguida en el campo de Salta por las armas de la Patria contra sus enemigos”.
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Antigua imagen dónde podemos ver conviviendo aún, el Monumento a la Batalla de Salta con la Cruz de los caídos que luego fuera retirada y llevada a la Iglesia de la Merced.

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6 de marzo de 1813: La Asamblea General mandó que: “Queda decretado un monumento duradero que se erigirá cerca del campo de batalla en honor de la memorable victoria conseguida el 20 de febrero de 1813”.
Durante toda la época patria nada se hizo por conmemorar tan significante batalla y fue el 15 de mayo de 1899, a través de un decreto del gobernador de la provincia de Salta que se ordenó “La restauración del monumento [por la cruz levantada por orden de Belgrano], de tal modo que resulte digno de los hechos conmemorados ocupando además, un sitio en los terrenos destinados para parque”. Los terrenos habían sido donados a la Municipalidad de Salta, con el propósito de “beneficiar a la población dándole un local adecuado y saludable para paseo y descanso… para que se construya un parque” por los señores Ángel y Victorino Solá en 1884.
A fin de construir el monumento se creó una comisión integrada por el Vicario General y Gobernador de la Diócesis Julián Toscano, el Intendente Municipal doctor Manuel Anzoátegui, y los el doctores Miguel Ortiz, Aniceto Latorre y Manuel Solá.
En 1890, los señores Solá ratificaron la donación realizada anteriormente respecto de las cuatro manzanas situadas en el campo de la Cruz “destinadas a la construcción del parque 20 de Febrero”.
Fueron siete los proyectos que se presentaron como consecuencia del llamado a concurso para su erección. El 28 de febrero de 1901 fue seleccionado el boceto de Torcuato Tasso, artista catalán, “por su interpretación más armónica del acontecimiento de 1813”.
La piedra fundamental de la edificación fue colocada en conmemoración del 25 de Mayo de 1901. La construcción del monumento tardó nueve años. Fue inaugurado el 20 de febrero de 1910, para el Centenario Argentino.
El importante y bello monumento está formado por cuatro cuerpos o planos cubiertos en piedra.
El primer cuerpo constituye su basamento en cuyos cuatro ángulos se ubican, en cada uno de ellos, las estatuas que simbolizan las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Esta base se alza en forma de pirámide de las que nacen cuatro escaleras centrales que poseen dos leones de bronce cada una. Las escalinatas culminan en una terraza.
El segundo cuerpo presenta, en cada uno de los cuatro ángulos, una corona de laureles de bronce con el nombre de los cuatro principales héroes de la batalla: el General Belgrano, el Mayor General Díaz Vélez, el teniente Coronel Zelaya y el Comandante Dorrego. Sobre cada una de estas cuatro coronas se ubica una águila, también de bronce.
En las cuatro caras de este segundo cuerpo la comisión dispuso la inclusión de cuatro bajos relieves de bronce que representan cuatro momentos históricos de importancia:
La formación del Ejército del General Manuel Belgrano en el Río Las Piedras, en 1813 donde el año anterior se había librado batalla.
El Juramento de la Bandera sobre las márgenes del Río Pasaje o Juramento.
La capitulación del General Pío Tristán.
La fisonomía del Campo Castañares y de la Batalla del 20 de Febrero de 1813.
Arriba del segundo cuerpo se ubica el tercer que es un monolito donde, también en cada uno de sus cuatro ángulos y a modo de composición con el segundo cuerpo, se levantan las figuras, confeccionadas en la misma aleación, del General Manuel Belgrano -empuñando la bandera- del Mayor General Eustaquio Díaz Vélez, del teniente Coronel Cornelio Zelaya y del Comandante Manuel Dorrego.
Más arriba del frente del monolito se ubica la cruz que Belgrano colocó sobre la fosa común de los vencedores y vencidos.
En el cuarto y último cuerpo sobresale una estatua, compuesta de bronce, que respresenta la victoria en la celebre batalla.
Las estatuas de Belgrano, Díaz Vélez, Zelaya, Dorrego, que son obras de arte de Torcuato Tasso y del ingeniero Francisco Schmidt, fueron fundidas en París bajo la supervisión de la escultora tucumana Lola Mora.
En la casa Du Val D’Osne de París se fundieron las cuatro estatuas alegóricas colocadas en los ángulos del basamento, que representan las virtudes de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, la bandera del General Belgrano, los ocho leones de las escalinatas y las cuatro águilas.
Los cuatro bajorrelieves y la estatua de la victoria fueron fundición del Arsenal de la Nación.
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La primera publicación dedicada a Belgrano en idioma italiano.
El padre del Gral Belgrano era ligur, más exactamente de Oneglia, y allí dejó abundante cantidad de parientes, cuando decidió emigrar a estas tierras. Un descendiente de estos Belgrano oneglienses fue Francesco Simone Belgrano, quien junto a Giuseppe Calvi tenían uno de los diarios más importantes de Oneglia “Il Pensiero”, cuando promediaba el siglo XIX.
“Il Pensiero” no era un tranquilo periódico local, todo lo contrario, era una enérgica voz en lucha por la república y la unidad italiana. El emprendemiento editorial contaba con con Calvi como director y Belgrano como gerente, y era impreso en la tipografía que dirigían Giovanni Ghilini y el mismo Francesco Belgrano, pero llevaba el nombre del primero por ser el socio fundador.
El diario tenía una línea editorial claramente republicana y produjo un gran revuelo, así Belgrano y Calvi fueron arrestados. Como consecuencia de esta actividad política, a mediados de 1850 el hermano mayor de Francesco, Carlo Francesco Belgrano debió emigrar por ese motivo.
Se radicó en la ciudad de Buenos Aires, al lado de la casa de Manuela Belgrano, la hija del General.
En esta ciudad desarrollaron una gran amistad, que incluyó correspondencia con la familia de Oneglia e intercambio de regalos. Desde allí enviaron unos zarcillos de oro y botellitas de aceite de oliva, el orgullo de la región. Desde Buenos Aires partió una primera edición de la obra de Bartolomé Mitre dedicada al general Belgrano, que fue recibida con admiración.
El libro fue estudiado y conservado principalmente por Carlo Agostino Belgrano que era amigo de un escritor onegliense, Giovanni Battista Gaudo, quien hacia 1870 estaba realizando un estudio integral de los principales personajes de Oneglia.
Carlo Belgrano puso el libro de Mitre a disposición del escritor, quien le dedica un capítulo completo al prócer argentino.
La obra, como no podía ser de otra manera, fue impresa en la tipográfica de Ghilini y Belgrano en 1872, resultando de esta forma la primera publicación en idioma italiano dedicada al General, anticipándose en dos años al trabajo de Di Crollalanza, en su obra “IL Genérale Argentino D. Emanuele Belgrano e la sua origine italiana con appunti genealogici”, publicada en Fermo en 1874.
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Fuente: https://www.facebook.com/belgranianamoron

 

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