La desaparición de Gabriel Bastías, un pequeño pocitano de 7 Años, conmocionó a todo San Juan.
El niño estaba en la finca El Robledal, situada cerca de callejón Balmaceda, a 3 kilómetros al Sur de Ruta 20, en proximidades de Las Chacritas y casi en el límite con Caucete, acompañando a su padre, un trabajador rural que estaba en el lugar por el día, ocupado en la cosecha.
El pequeño se fue alejando del lugar hasta que ya no supieron de él.
El dato es que la finca en la que fue hallado distaba 8 kilómetros del lugar desde el que había salido, una distancia impresionante para un pequeño de esa edad. Además, en su camino tuvo que cruzar un río.
Los habitantes del lugar se dieron cuenta de su presencia por el ladrido de los perros hallaron al niño, que se acercó sólo a pedirles agua.
Ana Beatriz Ahumada, la propietaria de la vivienda ubicada sobre calles San Isidro y Colón, en Caucete, donde Gabriel fue acogido, señaló en declaraciones publicadas por Diario de Cuyo que “no hablaba mucho, se notaba que estaba muy asustado. Sí decía que tenía sed, hambre y frío. No queríamos preguntarle nada porque sabemos que no es lo mejor. Le dimos agua, yogur con cereales, una taza de te con galletas y jugo. También lo abrigamos porque estaba fresco”.