En las últimas horas se conoció la noticia de que las jugadoras de la selección femenina de los Estados Unidos alcanzaron un acuerdo histórico con la Federación de Fútbol de ese país (USSF), a la que habían demandado por discriminación, para que las mujeres del representativo nacional ganen lo mismo que los hombres en los partidos internacionales. Respecto a eso, Maru Miranda y Victoria Illanes contaron su experiencia a Tiempo de San Juan desde que su vida se relaciona al fútbol: lo que gastan para ir a entrenar y la desmotivación por no contar si quiera con un salario mínimo para moverse.
Si bien el cobrar el mismo sueldo que los hombres en la Liga Profesional es una lucha de la cual también hay que batallar, ellas saben muy bien que sobre la mesa están los mismos intereses y ellas también dejan cosas en el estante por ir a entrenar a horario, hacerse de una dieta estricta y respetar el compromiso del club.
Maru Miranda (34), la jugadora que se desempeña como defensora central del Club Atlético San Martín tiene un amplio panorama en el fútbol sanjuanino y un curriculum importante abajo del brazo. “Estoy de acuerdo con eso, porque nosotras hacemos el mismo esfuerzo que ellos”.
Por su parte, Victoria Illanes (15), la joven delantera que se inició en el verdinegro y reciente paso por San Lorenzo, señaló que dejar todo para irse y no cobrar nada, te desmotiva y hasta te corta los sueños: “Somos todos iguales y nosotras nos merecemos lo mismo. Si nos dan algo, lo que sea sería una ayuda muy grande”.
Ambas jugadoras coincidieron en que esto es un paso en el fútbol para las mujeres que lo juegan de manera profesional puedan cobrar el mismo sueldo que cualquier jugador del mundo. En el caso de Miranda, quien es mamá de tres chicos (15 y dos mellizos de 11) dijo: “La mujer que es madre como yo hace doble esfuerzo. Porque en mi caso los tengo que dejar para continuar con mi rutina de ir a entrenar, volver y hacer la comida. En cambio ellos solo se dedican al entrenamiento y al juego. La mujer lo merece”.
Illanes, a su corta edad en el fútbol dejó San Martín, su casa y su familia para probar suerte en los clubes de Buenos Aires. Allí se encontró con un mundo totalmente diferente que le ayudó a crecer y donde estuvo 4 meses en San Lorenzo y bajo la representación de una agencia que fue el que la vino a buscar, tomándose de sus cualidades. Pero eso no fue mucho, porque era poco lo que ofrecían…
“San Lorenzo me quería pero yo quería volver si existía una ayuda del club o de cualquier lado y otra porque me limitaba mucho que no tenía un lugar donde quedarme. Donde estaba habían casi 8 chicas y todo lo que me prometían no estaba. Desde botines, gimnasios y todo lo demás”.
La central experimentada en la materia expresó: “Son pibas que van con hambre y que les quieran dar 3 mil pesos te quema la cabeza. Nadie valora tu laburo”, aseguró, haciendo alusión a Illanes y a Rey. Esta última también estuvo un tiempo en el Cuervo pero no pudo continuar por el mismo motivo: la falta de una ayuda económica.
Está claro que el fútbol femenino en Argentina nunca recibió el apoyo necesario de nadie. Es más, hace dos años aproximadamente la AFA lo profesionalizó. Esto generó que las jugadoras de la selección argentina del fútbol femenino puedan acceder a un sueldo y dedicarse el 100% de su tiempo a la preparación física y táctica para los partidos como ocurre en el caso de los jugadores masculinos. Pero mientras tanto, en los clubes argentinos hay menos de la mitad de jugadoras con contrato. Y según algunos datos que se publicaron en 2020, el sueldo de una jugadora de primera división ronda desde los $20.000 a $30.000 pesos mensualeS, que no es ni la mitad de lo que cobra un futbolista profesional.