Todos sabemos que la violencia genera más violencia y es fundamental educar a los niños desde pequeños para detenerla. Debemos inculcarles que existen otras formas mejores y más saludables de defenderse, sin dañar su autoestima ni su integridad. Por eso, vamos a hablarte sobre este tema tan importante.
Algunos padres tienen dificultades para enseñarles a sus hijos a defenderse sin violencia, pero es posible evitarlo. En la escuela, en el parque o en cualquier otro ámbito en el que haya niños, las situaciones conflictivas van a ocurrir y es necesario darles herramientas a los pequeños para enfrentarlas adecuadamente.
Las escenas de bullying son cada vez más frecuentes: burlas, agresiones físicas o verbales, aislamientos. Todas ellas generan malestar en los niños y los incentivan a responder con más violencia, con el objetivo de ser respetados por sus agresores. Pero esto no tiene por qué ser así en absoluto.
Además de difíciles, estas situaciones también son inevitables. Sabemos que en algún momento de sus vidas, nuestros hijos pasarán por una de ellas y no siempre estaremos ahí para protegerlos. Entonces, debemos ofrecerles los elementos para que puedan enfrentarlas por sí mismos.
Cómo enseñar a tu hijo a que se defienda sin violencia
Si piensas que a la violencia se le responde con violencia, entonces le estás enseñando a tu hijo que estos actos se justifican en alguna circunstancia. Esto puede traerle graves problemas en el futuro, tanto en relación con otros como consigo mismo.
Para que esto no ocurra y que los niños sean capaces de defenderse sin recurrir a este tipo de conductas, debes tener en cuenta las siguientes claves durante tu educación. Recuerda que tu ejemplo es el mejor maestro para tus hijos. ¡Por atención!
Escucha a tu hijo
Cuando tu hijo te cuente que hay otros niños que lo molestan, no le restes importancia al asunto. Pues se trata de algo que le afecta y necesita sentirse escuchado y comprendido por ti.
Si te comenta que un niño le ha puesto la zancadilla en el colegio, pregúntale cómo ha resuelto la situación. En el caso en que haya respondido de la misma forma, corrígele sin enfadarte, ni castigarle. Simplemente ofrécele otra estrategia de resolución más sana, como acudir a un adulto para explicarle lo sucedido.
El adulto a cargo debe ser quien medie el conflicto y ayude a los niños a buscar una solución.
Ten en cuenta sus emociones
Cuando tu hijo vive situaciones de violencia de cualquier tipo es habitual que se despierten en él emociones muy intensas. Permítele identificar cuáles son (rabia, ira, angustia, miedo, tristeza) y ayúdale a gestionarlas.
Darle a esa emoción el protagonismo que merece es una forma de ayudar a tu hijo a identificarla, entender por qué ocurre y resolver el conflicto interno que le genera.
Resulta fundamental que pueda expresar esa emoción de una forma saludable, para que no se quede enterrada. Si la rabia o la ira se ocultan, siempre acaban saliendo a través de conductas agresivas y antisociales, que afectan gravemente la autoestima del niño.
Valora a tu hijo
Cultivar la autoestima de tu hijo a diario es algo sumamente importante. Hazlo sentir seguro en casa, que pueda ser él mismo y que se dé cuenta de que hay muchas personas que lo valoran y lo quieren tal y cómo es.
Cuando comprenda que no tiene que gustarle a todo el mundo, podrá restarle importancia a aquellas palabras o actos hirientes de quienes no lo aprecian.
Enséñale a plantar cara a través de la palabra
Cuando la amenaza acecha, es posible defenderse sin necesidad de ser agresivo. Para enfrentar estas situaciones, tu hijo puede usar la asertividad y plantar cara, aunque al principio sienta miedo de no lograrlo. A través del diálogo también puede conseguir el respeto de los demás.
Lo ideal es ensayar los posibles escenarios en casa e incentivar al pequeño a decir que no, sin culpas ni remordimientos. Cuando algo no le guste o le haga sentir mal, debe retirarse y preservarse.
Explícale como ceder en algunas batallas
No hay que entrar en todos los conflictos que se presentan en el camino y es conveniente elegir qué batallas ganar. Por este motivo, una herramienta eficaz para resolver la agresión es ignorar a la persona que molesta. Simular que no se ha recibido el mensaje del agresor, le dejará en claro que aunque desee lastimar no lo conseguirá. Y luego de un tiempo, se alejará por desinterés.
Incentívalo a pedir ayuda
Es fundamental que los niños sepan reconocer cuándo están en peligro y en consecuencia, pedir ayuda con la mayor celeridad posible. Esto no los vuelve cobardes, sino todo lo contrario: los convierte en personas valientes e inteligentes, que velan por su integridad personal.
Lo mejor es no participar del conflicto pero en caso de hacerlo, deben pedir ayuda a un adulto cada vez que sea necesario.
¡Criar sin violencia es posible!
Sabemos que vivimos en un mundo donde la violencia está a la orden del día, sin importar el sitio en el que nos encontremos. Desgraciadamente, no podremos evitar que nuestros hijos presencien situaciones de este tipo, pero sí enseñarles a resolver los conflictos de una forma pacífica y respetuosa, hacia ellos mismos y hacia los demás.